lunes, 26 de diciembre de 2011

SAN ESTEBAN, PROTOMÁRTIR


Dichoso tú Esteban: que por proclamar tu amor a Cristo
en la tierra te fuiste a acompañarlo a Él en el cielo.
Haz que seamos muchos, muchísimos los que con
nuestras palabras y buenas obras nos declaremos
amigos y seguidores de Jesús en esta vida y
seamos sus compañeros en el gozo eterno del Paraíso. Amén.

Esteban significa: "coronado" (Esteb: corona).

Este santo se llama "protomártir", porque tuvo el honor de ser el primer mártir que derramó su sangre por proclamar su fe en Jesucristo.

Esteban era uno de los hombres de confianza de los apóstoles. La Sagrada Biblia, en los Hechos de los Apóstoles, narra que cuando en Jerusalén hubo una protesta de las viudas y pobres que no eran israelitas porque en la distribución de las ayudas se les daba más preferencia a los que eran de Israel que a los pobres que eran del extranjero, los 12 apóstoles dijeron: "A nosotros no nos queda bien dejar nuestra labor de predicar por dedicarnos a repartir ayudas materiales". Y pidieron a los creyentes que eligieran por voto popular a siete hombres de muy buena conducta y llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, para que se encargaran de la repartición de las ayudas a los pobres. Y entre los siete elegidos, resultó aclamado Esteban (junto con Nicanor, Felipe y otros). Fueron presentados a los apóstoles los cuales oraron por ellos y les impusieron las manos, quedando así ordenados de diáconos (palabra que significa "ayudante", "servidor". Diácono es el grado inmediatamente inferior al sacerdote).

Los judíos provenientes de otros países, al llegar a Jerusalén empezaron a discutir con Esteban que les hablaba muy bien de Jesucristo, y no podían resistir a su sabiduría y al Espíritu Santo que hablaba por medio de él. Siempre les ganaba las discusiones. Lo llevaron ante el Tribunal Supremo de la nación llamado Sanedrín, para acusarlo con falsos testigos, diciendo que él afirmaba que Jesús iba a destruir el templo y a acabar con las leyes de Moisés. Y los del tribunal al observarlo vieron que su rostro brillaba como el de un ángel.

Esteban pronunció entre el Sanedrín un impresionante discurso en el cual fue recordando toda la historia del pueblo de Israel (Está en el Capítulo 7 de los Hechos de los Apóstoles) y les fue echando en cara a los judíos que ellos siempre se habían opuesto a los profetas y enviados de Dios, terminando por matar al más santo de todos, Jesucristo el Salvador. Al oír esto, ellos empezaron a rechinar de rabia. Pero Esteban lleno del Espíritu Santo miró fijamente al cielo y vio la gloria de Dios y a Jesús que estaba en pie a la derecha de Dios y exclamó: "Estoy viendo los cielos abiertos y al Hijo del hombre en pie a la derecha de Dios". Entonces ellos llenos de rabia se taparon los oídos y se lanzaron contra él.

Lo arrastraron fuera de la ciudad y lo apedrearon. Los que lo apedreaban dejaron sus vestidos junto a un joven llamado Saulo (el futuro San Pablo que se convertirá por las oraciones de este mártir) y que aprobaba aquel delito. Mientras lo apedreaban, Esteban decía: "Señor Jesús, recibe mi espíritu". Y de rodillas dijo con fuerte voz: "Señor, no les tengas en cuenta este pecado". Y diciendo esto, murió. Unos hombres piadosos sepultaron a Esteban y la comunidad hizo gran duelo por él.

sábado, 24 de diciembre de 2011

PROCESIÓN NAVIDEÑA

Jinetes persignados van llegando del Norte,
presintiendo el lucero,taloneando rocíos;
cicatrices de cardos en los cascos se clavan,
las plegarias por riendas,fierro y cruz por avíos.

Del Norte amurallado de algarrobales firmes,
bajan los peregrinos con crespones de puna,
te traen como ofrenda, Señor, un eco antiguo,
y el eco se arrodilla para besar tu cuna.

Van llegando del Sur los paisanos del viento,
cofrades de la nieve, arrieros sin más huellas,
que las coplas vertidas en diapasones blancos,
como la cal sencilla o las altas estrellas.

Del Sur donde una herida de sangre memoriosa,
arriban portadores del pendón y el venablo,
son guerreros vencidos, Señor, pero la herida,
es gloriosa y merece coronar tu retablo.

Llegan desde el oeste porque la roca sabe,
su destino de signo triunfal que prevalece,
quebrarán las montañas mil hachazos de soles,
pero una piedra sola ni se agrieta o perece.

Del oeste partieron con el vértigo a grupas,
pobladores de cumbres que talló algún orfebre,
es vértigo que guarda la hazaña de la tierra,
recíbelo, Señor, en tu austero pesebre.

También llegan del este, transidos de horizonte,
talegas desbordantes de trigo y de glicinas,
entre hileras de talas que refiló el pampero
y el estampido agreste de briosas carabinas.

Del este no te faltan los hombres que se acercan,
malambeando las penas y la pampa por ley,
la pena tiene el sello, Señor, de tu calvario;
acéptala tumbada con la mula y el buey.

No llegan, no es posible, no hay puntos cardinales;
no hay rosa de los vientos que oriente sus pisadas,
para aquellos espectros de traicioneras manos,
en el filo del odio de un puñal maniatadas.

Han perdido los rastros porque hollaron Tu Nombre;
están ciegos de cielo, cautivos del fangal,
rechazaron la Noche del Cordero Naciente,
arrojaron abrojos al agua bautismal.

Del Oeste o del Sur, ya del Norte o del Este,
del flanco de la patria que marche en procesión,
haznos llegar intactos, Señor, para decirte:
somos tu grey, tus hijos, tu falange y legión.

Antonio Caponnetto

jueves, 8 de diciembre de 2011

ORACIÓN A MARÍA INMACULADA POR ESPAÑA

¡Oh María Inmaculada, amada patrona de España¡ En estas horas aciagas por las que atraviesa la humanidad y particularmente nuestra patria España, tu tierra, como siempre se ha llamado y cuya confirmación hizo tu siervo Juan Pablo II en Santiago de Compostela, al despedirse de España en su I Viaje Apostólico a nuestra nación.

Acudimos a ti, ante tu Trono de Gloria, donde te hayas Coronada por la SANTÍSIMA TRINIDAD, y venerada por los Coros Angélicos y todos los bienaventurados de la Patria Celestial, que alaban tus grandezas cumpliendo la profecía que tú misma hiciste: “Bienaventurada me llamarán todas las generaciones”.

A tu Corazón Inmaculado confiamos España, en estos momentos de oscuridad que atravesamos. Oscuridad porque hoy más que nunca se ataca la Santa Fe Católica que el Apóstol Santiago el Mayor, predicó en estas tierras. Y cuyas muestras maternales tuyas recibió al visitarle en carne mortal para entregarle la Santa Columna de la Fe en Zaragoza. Y donde prometiste que la fe en esta tierra, siempre se conservaría, hasta el final de los tiempos.

En estas horas difíciles acudimos a ti gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas... Y te queremos confiar nuestra nación, con todos sus habitantes, desde los más pequeños, hasta los más mayores, desde los jóvenes, hasta los enfermos, los matrimonios, sacerdotes, religiosos y religiosas; los misioneros que allende los mares han ido para predicar el Santo Evangelio de tu Hijo Divino y dar la luz de la Verdadera Fe.

Acudimos a ti suplicándote que no permitas que el Maligno Enemigo, el Diablo y Satanás, Angel caído y rebelde, convertido en diablo por su soberbia, haga infecunda en nuestra patria la Sangre Divina que tu Hijo Jesús derramó en la Cruz y que cada día se vuelve a sacrificar en nuestros altares al celebrar el Santo Sacrificio de la Misa, memorial de su Santa Pasión y salvación para el mundo entero.

Te pedimos que nos libres:

- De la apostasía que hoy se quiere implantar por doquier desde las altas instancias.

- De la invasión islámica, solapada y callada que estamos sufriendo y cuyas consecuencias ya se palpan. ¡Qué será de nosotros en el futuro¡

- De las sectas satánicas, masónicas, heréticas y cismáticas que hoy pululan por doquier y extienden su pésima influencia en las almas, compradas al precio de la Preciosa Sangre de Nuestro Señor Jesucristo.

- De la degeneración de las costumbres.

- De las leyes y modos de vida antinaturales, cuyos pecados claman al cielo.

- Del crimen del aborto y la eutanasia.

- De la destrucción de las familias.

- De la droga y otros vicios que esclavizan al ser humano y lo anulan como persona.

- Del terrorismo y la violencia.

- De la facilidad de pisotear a cualquier ser humano hecho a imagen y semejanza del Creador.

Como en otras ocasiones, donde hemos sentido tus bondades de Madre Misericordiosa, acudimos a ti. Ponemos como intercesores a los patronos de España Santiago Apóstol y Santa Teresa de Jesús; a tu esposo San José; a los Santos Apóstoles San Pedro y San Pablo; al Arcángel San Miguel y al Santo Ángel Custodio de España.

Que del uno al otro lugar de todo nuestro suelo patrio se oiga este canto y esta alabanza: “Bendito y alabado sea el Divino Corazón de Jesús y el Inmaculado Corazón de María”.

¡Que el Reino de los Sagrados Corazones venga pronto a Nuestra Patria!

Amén.

Padre Andrés Garcia T.

ESPAÑA ES LA INMACULADA


Escribía hace un siglo Donoso Cortés: "El español es un pueblo épico; cuando apartamos los ojos, humedecidos con lágrimas de su miseria presente y los fijamos en los tiempos de su pasada grandeza, un santo y respetuoso pavor se pone en nuestros corazones y humillando nuestras frentes al verle pasar, decimos: Aquel que pasa por allí, dejando atrás un surco luminoso, es el Pueblo de quien nosotros venimos, es el noble Pueblo Español, tan famoso por sus pasadas glorias como sus infortunios".

Bajo los efectos cada vez más implacables de una como venganza bíblica, contra el Pueblo que llevó el Evangelio a más de la mitad del orbe, y por el que hoy todavía más de la mitad de la Iglesia debe su fe a la sangre y la predicación española, día tras día España va dejando de ser España. La Revolución anticristiana no se contenta, como en otras partes, con poner la nación entera al servicio de la misma Revolución. Para el caso de España, el infierno ha decretado desde hace siglos, la liquidación física de España. El padre de la mentira es asesino. Asesino de almas y asesino de cuerpos. Primero mata las ideas, los principios, las verdades de las que viven las almas. Luego hace que se asesinen los hombres. Somos testigos de los últimos esfuerzos por arrancar el alma a España. Desde el odio a su bandera, hasta la supresión de las fiestas religiosas. La muerte a diario, el asesinato cobarde, de hijos de España, han jalonado todos los meses de este año de infortunios de 1980 que hubiera convertido la pluma de Donoso Cortés en un trasunto de la inspiración del profeta Jeremías.

Peor hay un grito que nos llena de esperanza: ¡España es la Inmaculada!. La Generalidad pre marxista instalada sobre las ruinas de la auténtica Cataluña hispánica, con el consentimiento de los obispos de Cataluña, ha suprimido la fiesta de la Inmaculada. El gobierno de España, con la posición oportunista también de muchos obispos, se frota las manos ante la próxima aprobación de una ley del divorcio, golpe mortal para la familia española resquebrajada en su espíritu cristiano. No hemos llegado aún a apurar el cáliz de los males que va a permitir el Señor, para purificarnos de muchos pecados como hemos cometido. Pero no temáis, que la virgen Inmaculada vencerá en esta batalla, que no se riñe con armas de acero, sino con oraciones, sacrificios y deber

José María Alba Cereceda, S.J.
1980