martes, 22 de septiembre de 2009

EL ABAD DEL VALLE DE LOS CAÍDOS O EL CAMBIO DE SEÑOR A VASALLO

Hace dos años, el Abad mitrado del Valle de los Caídos, don Anselmo Álvarez, nos predicaba estas excelentes palabras -que se pueden leer a continuación- en la Misa funeral por Francisco Franco y José Antonio Primo de Rivera, el 17 de noviembre de 2007. Podríamos resumirlas con la frase evangélica "buscad primero el Reino de Dios y su justicia, y lo demás se os dará por añadidura". Poco tiempo ha pasado desde entonces. Ahora el Abad Anselmo, contra lo que él mismo sostuvo, y priorizando la libertad, el bienestar y "la añadidura", rechaza celebrar la Santa Misa el sábado más próximo al día 20 de noviembre por las almas de dos católicos. Nosotros seguimos pensando como él hace no mucho y nos hacemos eco de sus palabras pasadas para su autopredicación.

Ángel de la Cruz



Fragmento de la homilía del Abad del Valle de los Caídos

En el Valle de los Caídos todo tiene como referencia la Cruz. La misma que ha estado siempre presente en nuestra historia personal y colectiva. Una vez más tenemos que acogernos a ella como lugar de encuentro y de esperanza en esta hora de España. Esa Cruz que permanece inmóvil e inmutable, como todo lo que ella representa en cuanto memoria, a la vez, de Dios y del hombre. Ella es luz en nuestro camino, vigía amorosa de nuestros días, puente entre las generaciones que nos han precedido y seguirán. Ella continúa siendo el signo del precio por nuestros pecados y desvaríos, también los de hoy. Una cruz que ha crecido tanto como esos pecados, pero también como el amor con que siguen siendo redimidos.

Pero se diría que nos estamos distanciando cada vez más de esta sombra de la Cruz, como si quisiéramos eliminar los vestigios de su presencia entre nosotros. Es como si una esponja estuviera barriendo la mente y el alma de los españoles y disipando las huellas del pasado marcado por ella. Lo que nos han traído los tiempos inmediatamente pasados no ha sido sólo unos cambios en el régimen de gobierno de nuestra sociedad, sino la amenaza de la quiebra histórica y espiritual de nuestra nación.

Lo que ha ocurrido ha sido ante todo la ruptura histórica con el pasado, una metamorfosis cultural e ideológica que ha anulado las ideas sustentantes de España, ante todo las de raíz espiritual. De hecho, nos estamos dejando arrebatar el alma a cambio de un plato de libertad y bienestar, de una libertad que, con palabras del profeta Baruc, nos ha convertido “en vasallos, no en señores”.

“La sociedad española se está dejando desvertebrar casi sin una réplica” (“Vida Nueva”..), en un proceso de disolución acelerada y fervorosa. Pocas veces un pueblo ha girado tan bruscamente sobre sí mismo para darse la espalda y no reconocerse; pocas veces una nación ha apagado tan súbitamente su luz y su memoria.

Hemos olvidado de improviso que primero es el espíritu y después todo lo demás, porque todo lo demás es humano cuando está inspirado en lo más hondamente humano: el espíritu. Por eso, hay libertades que oprimen: precisamente las que ahogan el espíritu. Es opresiva la libertad que se erige contra Dios, contra la verdad y el bien, o contra el derecho y la justicia, porque son, en ese caso, libertades que se vuelven contra el hombre. La libertad que escapa a la esfera del espíritu escapa a ella misma, escapa al hombre, porque el hombre es su espíritu, es decir, su hálito divino, la fuente de su fuerza creadora y rectora.

Don Anselmo Álvarez Navarrete
Abad Mitrado del Valle de los Caídos
Homilía 17 de Noviembre de 2007

3 comentarios:

  1. El Abad ha desertado, Miguel. ¿Se te ocurre alguna explicación para esto? ¿Tiene algo que ver con la situación de la comunidad de monjes, que parece ser que están ahí "de prestado"?

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  2. Pues en palabras del Abad, te diré que "han olvidado que primero es el espíritu y después todo lo demás". O también cabe la respuesta de "se están dejando arrebatar el alma a cambio de un plato de libertad y bienestar". Imposible ser más meridiano. Él nos lo describió hace dos años. Ahora sólo es cuestión de recordárselo.

    Nosotros somos, como decía León Degrelle, uno vencidos provisionales. Y no por mucho tiempo.

    Un abrazo

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  3. Conociendo a Anselmo ¡`cualquier cosa!

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