miércoles, 30 de diciembre de 2009

ORACIÓN AL NIÑO JESÚS REDENTOR DE CAUTIVOS

Tú que elegiste el encierro
en el portal de Belén,
que de Herodes fuiste rehén
y marchaste perseguido.
Tú a quien daban por perdido
con dolor,y al fin te hallaron,
porque a Dios mismo confiaron
el precio de tu rescate.
Tú al que en el pecho le late
las penas del sojuzgado,
o al que yace confinado
te entregas como Pan Vivo.
Mi Niño Jesús Cautivo
danos el alba en tu prado.

Tú que tendrías las manos
sangrantes por los cerrojos,
que ofenderían tus ojos
presos del odio y la afrenta.
Tú que un día a la tormenta
ordenarías sosiego,
porque cesara el trasiego
de las almas que dormían.
Tú al que en la cruz izarían
movidos de iniquidad.
Tú, Divina Majestad,
por cuya entrega pervivo.
Mi Niño Jesús Cautivo
danos ya tu libertad.

Tú al que los Magos, de ofrenda,
oro, por Rey, te entregaron,
y con sus rezos labraron
misterios de epifanía.
Tú al que en alta alegoría
Ángel uniste y lucero,
por marcar el derrotero
que conduce al paraíso.
Tú que eres Sol indiviso
de la Ciudad desterrada,
de la noche desvelada
sin la gloria del olivo.
Mi Niño Jesús Cautivo
salva esta tierra llagada.

Si acaso desde el pesebre
vieras mi patria en exilio,
negando tu luz, tu auxilio
y a tu Madre nazarena.
Si vieras llorar de pena
al rebaño devorado,
de su pastor traicionado,
solo en un páramo hostil.
Señor, te queda un redil
con armígeros dispuestos,
que no abandonan sus puestos,
—frente en alto, brazo altivo—
Mi Niño Jesús Cautivo:
tus sables siguen enhiestos.

Antonio Caponnetto

lunes, 21 de diciembre de 2009

CARIDAD: JÓVENES DE SAN JOSÉ EN CAMPAÑA

LA ASOCIACIÓN BENÉFICA JÓVENES DE SAN JOSÉ REALIZA CADA AÑO UNA CAMPAÑA DE NAVIDAD DESTINADA A LA AYUDA DE NIÑOS HUÉRFANOS DE LA CIUDAD DE BARCELONA.

PEDIMOS VUESTRA COLABORACIÓN. PEDIMOS VUESTRO DONATIVO.
OS RUEGO, POR FAVOR, NOS AYUDÉIS A REPARTIR UN POCO DE FELICIDAD ENTRE ESTOS POBRES NIÑOS.

ESTÁ EN TU MANO COLABORAR.

LA ENTREGA DE REGALOS A LOS NIÑOS TENDRÁ LUGAR EN EL MES DE ENERO, SI ALGUIEN ESTÁ INTERESADO EN ASISTIR PUEDE PONERSE EN CONTACTO CON NOSOTROS POR MEDIO DE ESTE CORREO ELECTRÓNICO: marcosvpr2d2@hotmail.com o bien a info@jovenesdesanjose.es

SI ALGUNO ESTÁ INTERESADO EN REALIZAR UN DONATIVO ECONÓMICO PUEDE HACERLO EN ESTA CUENTA DE LA CAIXA: 2100-0153-16-0101743861.

Información sobre la Asociación Jóvenes de San José:

VIDEO 1: http://www.youtube.com/watch?v=zXKLoqGp_FM
VIDEO 2: http://www.youtube.com/watch?v=et6it_InpZk&feature=fvw
VIDEO 3: http://www.youtube.com/watch?v=tJoxSnqvYNs&feature=related

NOTICIA DE ZENIT: http://www.zenit.org/article-26803?l=spanish

NOTICIA DE ALBA: http://www.albadigital.es/2009/05/28/historias/la-historia-vida/de-misiones-por-la-gran-ciudad/

jueves, 17 de diciembre de 2009

LA UNIDAD RELIGIOSA, ENCRUCIJADA DE LA TEOLOGÍA Y DE LA POLÍTICA

A lo largo de la historia, los españoles siempre tuvimos a honra la preservación de nuestra Unidad religiosa católica, desde que la juró Recaredo en el III Concilio de Toledo -año 589- hasta la ley todavía cercana de 1968 (que, como consecuencia del II Concilio Vaticano, proclamó la "libertad religiosa") y más propiamente hasta la vigente Constitución laica de 1978, con la solo excepción de los cinco años de la II República. Incluso las Constituciones liberales del siglo pasado, por más que afirmasen como origen del poder el propio pacto constitucional, establecían la Unidad religiosa y la confesionalidad católica del Estado como punto primero de esa convención. Es decir, el Rey y las leyes reconocieron siempre a la religión católica como religión oficial, y los cultos públicos, la enseñanza y las costumbres se regularon dentro de los supuestos básicos de la fe católica.

Los sucesivos centenarios de aquel concilio toledano fueron siempre celebrados como una gloria nacional, símbolo de fidelidad y de paz espiritual. Distinto será el caso en este centenario, el decimocuarto. Ya no se recordará como el origen gozoso de algo vigente, sino, por vez primera, como algo pretérito, superado. Tampoco las autoridades lo conmemorarán -si es que lo conmemoran- como un bien pasado, añorable, sino, todo lo más, como una situación "cultural" que tuvo su razón de ser en otras épocas, pero que ha sido ya sustituida por nuevas formas de convivencia civil y religiosa "pluralistas", "laicas" o "humanistas". Ya lo ha dicho el Cardenal Primado ante una pregunta de los periodistas sobre cómo habrá de tratarse esa efemérides. "No queremos darle de ninguna manera aires apologéticos ni triunfalistas -ha sido su respuesta- subrayaremos su significado cultural y humano a la luz del más cercano de los concilios, el Vaticano II".

Un principio objetado

A quienes afirmamos hoy que es moralmente obligatorio y prácticamente necesario restablecer en España la confesionalidad del Estado y la unidad católica se nos suelen oponer tres objeciones aparentemente de peso:

La primera es de carácter a la vez teológico y psicológico: ¿Por qué la Iglesia defendió siempre (hasta el Concilio Vaticano II) como necesaria la confesionalidad del Estado y valoró sobre toda otra situación la unidad religiosa de un pueblo? ¿Por qué se opuso en todo tiempo a la libertad religiosa en el fuero externo y a la laicidad del Estado? Si la fe es una virtud teologal, infusa, y la profesión religiosa es lo más intimo o personal del hombre, ¿por qué no ha de disponer éste de la más absoluta libertad de conciencia, de práctica y de expresión religiosas? ¿Por qué no admitir una completa independencia entre el orden civil y el religioso, entre el Estado y la Iglesia?

La segunda objeción es de carácter fáctico, existencial o histórico: de hecho la unidad religiosa no existe ya en la sociedad, ni siquiera en España; una gran parte de la población es ajena a la práctica del catolicismo sea por indiferencia, sea por adhesión al marxismo ateo, sea por la propaganda reciente de otras religiones.

La tercera objeción se basa en un argumento de autoridad eclesiástica: la propia Iglesia en la Declaración Dignitatis humanae del Concilio Vaticano II ha decretado la libertad religiosa en el fuero externo de las conciencias y ha presionado sobre los gobiernos católicos para que la establezcan legalmente.

Para responder a estas objeciones parece preciso aclarar previamente lo que entendemos por unidad religiosa. La unidad religiosa y la confesionalidad del Estado no suponen imponer a nadie una fe religiosa (lo que es moral y físicamente imposible) ni menos, su práctica. Ni siquiera prohibir el culto privado de otras religiones. Supone si que las leyes se atengan a una moral inmutable cuyo cimiento religioso se hallará, en último término, en los Mandamientos de la ley de Dios. Y que el Estado profesará y protegerá la religión católica como única exteriorizable públicamente.

Aclarado esto, nos cumple responder a aquellas tres objeciones.

Objeción teológica y psicológica

El primer y fundamental de los Mandamientos, que obligan al hombre es el de amar a Dios sobre todas las cosas, y esto tanto en el plano personal como en el colectivo o social. Porque el hombre es social por naturaleza y no cabe distinguir una naturaleza individual sujeta al deber religioso y otra social exenta de tal vinculo, es decir, religiosamente neutra. El cristiano debe formar una sociedad cristiana, con leyes, instituciones y costumbres inspiradas en su fe o, al menos, no hostiles a ella. Y lo mismo que en el plano individual tiene el cristiano obligación de preservar su fe, de no exponerla a peligros, así también asiste al gobernante católico el deber de preservar la fe ambiental, de promover las condiciones idóneas para su mantenimiento y expansión. Al igual que el hombre no puede subsistir físicamente en estado de aislamiento, sin ayuda de la sociedad, así tampoco la fe y la virtud pueden conservarse ambientalmente sin el apoyo de un medio adecuado que está formado por la estructura familiar, las costumbres y las instituciones cristianas. Si este deber de formar sociedad religiosa fuera susceptible de más o de menos reconoceríamos un caso cumbre en la génesis de nuestra propia patria, nacida de los reductos primeros de la Reconquista cuyo factor diferencial fue precisamente el cristianismo, y religioso fue el sentido de su lucha.

Pero esto, además de un deber religioso es para el hombre una necesidad práctica en el orden político: si la vida social y las leyes dejan de apoyarse en unos principios inmutables para convertirse en opinión y sufragio, todo queda sometido a discusión, y el desorden moral y civil crece hasta hacerse incontenible. Como aconteció a los romanos en su última decadencia, llega un momento en que la sociedad no soporta ni sus males ni sus remedios.

No puede subsistir en efecto, un gobierno estable que no se asiente en lo que se ha llamado una "ortodoxia pública". Es decir, un punto de referencia que permita apelar a un criterio superior de autoridad y obligatoriedad, base de las instituciones, las leyes, las sentencias. Y un consenso ambiental -más o menos consciente- sobre las normas de conducta y los valores vigentes en esa sociedad, normas que trasciendan la mera voluntad humana o la utilidad pública. Al igual que toda civilización histórica se ha formado siempre en torno a una vivencia religiosa (piénsese en la Cristiandad o en el Islam), el gobierno de los hombres ha de poseer una referencia última a ese cimiento religioso o sacral. Cuando éste falta o se niega -como en la democracia moderna- se cae en el puro positivismo legal, y se vive de lo que quede de fe ambiental en las conciencias, en las familias y en las costumbres. Cuando nada queda ya todo se hace incierto y discutible y la sociedad se desmorona. La pérdida de una unidad religiosa es el origen de la actual disolución -más o menos rápida- de las nacionalidades y civilizaciones.

La democracia moderna -el régimen nacido de la Revolución cuyo bicentenario se celebra también este año- elimina del mundo moral y político cuanto trascienda al hombre mismo: ya no existirán principios superiores, ni imperativos de validez absoluto; todo será relativo al hombre y a las mayorías, meras opiniones computables en el sufragio y cambiantes por su misma naturaleza.

Este régimen "de opinión", antropocéntrico y relativista, excluye de la política al cristiano consciente. Sólo podrá participar en ella desde partidos de oposición, no ya al gobierno, sino al sistema mismo; es decir, desde partidos marginales de carácter meramente testimonial. Porque, por principio, el católico no puede admitir la voluntad general como fuente de la ley y del poder.

En rigor, excluye también al hombre mismo, a todo hombre, al destruir la consistencia de la política como obra humana. ¿Quién edificará, con fe y empeño si sabe que construye sobre arena movediza? ¿Qué cuanto afirme o establezca no posee más vigencia ni validez que la opinión mudable de las mayorías? El régimen de partidos o de opinión elimina en la político el sentido de la acción al negar objetivos y referencias válidas por si mismas, y elimina la estabilidad o consistencia que toda obra humana requiere al menos en su intención. La política deja así de ser empresa humana para convertirse en juego de partidos y profesión de políticos.

Cuando se establece la democracia moderna como sistema y se acepta la "libertad religiosa" (y el consecuente laicismo de Estado) resulta ya imposible mandar o prohibir cosa alguna. ¿En nombre de qué se preservará en una tal sociedad el matrimonio monógamo e indisoluble? ¿Bajo qué titulo se prohibirá el aborto, la eutanasia o el suicidio? ¿Qué se podrá oponer al nubismo, a la objeción de conciencia militar, a las drogas o a la promiscuidad de las comunas? Bastará con que el afectado por el mandato o la prohibición apele a una religión cualquiera -incluso inventada o individual- que autorice tal práctica o la prohiba. ¿Qué límite podrá poner el Estado a esa libertad religiosa si se la supone basada en "el derecho de la persona".

Quien desee divorciarse o vivir en poligamia no tendrá sino declararse adepto a múltiples religiones orientales o al Islam o a los mormones. Quien desee practicar la eutanasia o inducir al suicidio, podrá declararse sintoísta. El que quiera practicar el nudismo público alegará su adscripción a la religión de los bantúes, y los objetores al servicio militar buscarán su apoyo en los Testigos de Jehová. En fin, los que vivan en promiscuidad o se droguen hallarán un recurso en los antiguos cultos dionisiacos o báquicos. La inviabilidad última de cualquier gobierno humano (que no recurra simplemente al voluntarismo y la fuerza) se hace así patente. la "libertad religiosa" es, por su misma esencia, la muerte de toda autoridad y gobierno.

Mientras esto llega -y está a la vista en el horizonte histórico- la religión verdadera pierde rápidamente audiencia al verse privada del apoyo de las leyes y las costumbres, al ser relegada a la condición de una opción entre mil, y enfrentada al estallido de las pasiones. Y otras religiones -sobre todo las ocultistas e hinduistas- ocupan en el corazón de los hombres el puesto que ha dejado, por su propia abdicación, la religión de sus padres y de su civilización.

De donde se deduce que ni una religiosidad ambiental o popular puede subsistir sin el apoyo de una sociedad religiosamente constituida, ni el poder público puede ejercerse con autoridad y estabilidad si se prescinde de una instancia superior, religiosa, de común aceptación.

Objeción fáctica y existencial

La segunda objeción se refería, como vimos, a la imposibilidad de restablecer la unidad religiosa en España porque, de hecho, esta unidad se ha perdido en la sociedad contemporánea y sobre una sociedad "plural" no se puede gobernar confesionalmente.

A ello cabe responder: cuando decimos que el pueblo español sigue siendo, no sólo histórica, sino básica y visceralmente católico, no ignoramos el gran proceso de descristianización que ha sufrido de un siglo a esta parte, ni cómo hoy ese proceso se ve intensamente reforzado. No obstante lo cual:

a) Ninguna otra religión se ha afianzado en nuestro suelo desde tiempos de Recaredo ni ha obtenido más que adhesiones de localización mínima y pasajera. Tampoco ha brotado de nuestro suelo ninguna otra religión ni aun herejía, por más que algunas de éstas hayan encontrado cierto eco.

b) Si en una hipótesis, un inmenso cataclismo (un terremoto generalizado, una guerra atómica, como ejemplos) se abatiera sobre nuestro suelo, el ochenta por ciento de sus habitantes recurrirían al Cielo bajo el nombre de Cristo y de su Santísima Madre. Y el veinte por ciento restante lo haría cuando el peligro fuera para ellos inminente. Nadie, por supuesto, invocaría a otro Dios ni bajo otros nombres, y casi ninguno moriría conscientemente sin esa invocación. Por más que esta reacción respondiera en muchos casos al miedo, no deja por eso de revelar la mentalidad religiosa profunda de la totalidad de la población.

Caso distinto seria si estos hechos no fueran ciertos y coexistieran entre nosotros varias confesiones, como sucede en otros países. En tal caso la prudencia política del gobernante exigiría una libertad religiosa dentro de los limites en que esas confesiones convengan entre si, pero nunca una completa laicidad del Estado.

Objeción eclesiástica

La tercera objeción, en fin, esgrimía la autoridad del Concilio Vaticano II que, en su Declaración Dignitatis Humanae, parece consagrar como derecho humano respetable jurídicamente la libertad religiosa y el consiguiente "pluralismo político".

A lo cual cabe replicar: es cierto que ese documento elude más o menos claramente a la libertad religiosa en el fuero externo, y también que el sector progresista dominante hoy en la Iglesia lo ha utilizado para procurar el desmantelamiento de la unidad católica y de la confesionalidad del Estado en los países en que existían. Sin embargo, ese Concilio se declaró a si mismo como meramente "pastoral" y "no dogmático". Y su doctrina se opone en este punto a la de todos los concilios anteriores (éstos si dogmáticos) y a todas las encíclicas papales. Por otra parte, una declaración es el rango menor entre las disposiciones de que consta el Concilio. Cabría interpretarla como una mera directiva circunstancial, táctica de "pastoral", que, como toda táctica, ha de probar en la práctica su eficacia y validez.

Y, al cabo de veinticinco años, los frutos de la misma son tan patentes y desastrosos que puede aplicársele la norma de juicio que el mismo Cristo nos enseñó: por sus frutos los conoceréis.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

LA HISTORIA, MAESTRA DE LA VIDA

No pretendo ser profeta, ni mucho menos. Pero quiero analizar brevísimamente, de manera telegráfica, algunas similitudes preocupantes entre la situación política actual de España y la de la II República. Desde luego, el error puede estar a la hora de establecer las causas, pero si se acierta en ellas, los efectos necesariamente son predecibles. ¿A dónde nos conducirá la dialéctica guerracivilista del gobierno ZP? Aquí pongo de manifiesto mi tesis al respecto”.

Hace poco más de un año, escribía un correo electrónico dirigido a un grupo de amigos en el que reflexionaba sobre las jornadas que acabábamos de vivir después del atentado terrorista del 11 de Marzo de 2004. Reconocía haber experimentado unas sensaciones raras, haber constatado un enrarecimiento del ambiente, me parecía haber “olido” (casi físicamente, pues yo creo que los libros tienen a veces la capacidad de hacernos experimentar de manera sensible hechos pretéritos) la España de 1931. Tenía esa impresión de que “España se había acostado monárquica y se había levantado republicana” aquel 14 de Marzo. Pensaba asimismo en voz alta que nunca en España desde 1939 había existido la posibilidad real de un conflicto armado interno, por una razón que posiblemente había desaparecido: ¿reaccionaría en un momento crítico el Ejército al unísono o se dividiría como en 1936?

Un año después, el devenir de los acontecimientos, y los hechos sucedidos en Madrid en los últimos días han hecho que mi cabeza rescatase aquella intuición primigenia y la acabase racionalizando en los moldes de inquietantes paralelismos, siempre salvando distancias y adaptándose a los tiempos que corren. Veamos algunos de ellos:

Radicalidad legislativa:

Hoy ya no hace falta echar a los jesuitas, fundamentalmente porque muchos han cambiado de trinchera. Caídos y abandonados los baluartes exteriores, se asedia directamente la ciudadela. Se le da validez jurídica a la nefanda sodomía, se asesina al no-nacido, se disuelve el vínculo matrimonial por vía “exprés”, se destruye el sustrato cultural y racial hispánico, se pervierte la educación de la juventud, se ningunea a la Religión Católica y se la equipara, como máximo, con las religiones falsas, mientras que subrepticiamente se la ataca permanentemente desde las tribunas mediáticas, por ínfimas que sean, subvencionando la blasfemia. Muchas de estas cosas les habrían parecido barbaridades a los miembros del Frente Popular de 1936 o incluso a los “padres” de la Constitución de 1978, pero son, en realidad, la evolución lógica de su postura doctrinal. Es el relativismo que sólo se ve frenado por el sentido común mientras el poso cultural perdura; a medida que éste se mina, aquél se distorsiona y el relativismo impone su lógica aplastante. Por eso, abominaciones para el relativista medio de hoy, como la legislación de la zoofilia o la ejecución de las personas una vez que lleguen a determinada edad, son realidades a las que se llegará en pocas generaciones, si nada cambia.

División polar “izquierda-derecha”:

En unos términos y con una intensidad que seguramente sólo recuerdan nuestros abuelos. La izquierda cierra filas en torno a un gobierno que ya parece prácticamente de coalición y aísla sistemáticamente en toda actividad política al PP, a quien pretenden identificar con la derecha. Bien es cierto que poco se parece el PP a las derechas de los años 30, cuestión esta que merecería un análisis aparte, pues se corresponde con precisión absoluta a la diferente posición de la Iglesia, de la firmeza de los grandes Papas y la contundencia de las encíclicas de entonces, a la ambigüedad postconciliar.

Sectarismo creciente:

Se comprueba en cómo se están empezando a reprimir manifestaciones contrarias a la política gubernamental, como las de los días 16 y 17 de Marzo en Madrid. Cargas policiales contra ancianos antiabortistas o contra grupos espontáneos y no violentos que simplemente querían rendir homenaje al anterior Jefe del Estado tras la retirada de su estatua. ¿No eran ellos los de “la voz del pueblo no es ilegal” hace un año? La persecución y el silenciamiento de los que no estén alineados se está recrudeciendo. Veremos qué dimensión alcanza de aquí a unos meses. Cierto es que el gusto por la violencia física no es el mismo en el populacho que en los años 30, tras sesenta años de propaganda masónica, pero simplemente es una versión “light”, al menos de momento. No se asesina, sino que se increpa y se boicotea, pero el fin es el mismo, despertar el atavismo y los instintos primarios.

La “derecha” no sabe a qué juega:

Acepta el nuevo régimen, y llega a condenar el anterior, aún a sabiendas de que de ahí provienen sus apoyos. No tiene horizonte, no sabe lo que quiere, y en el interludio, simplemente le hace el juego a la izquierda. Pero poco a poco, y aunque muy minoritarias, cada vez se oyen más voces y más importantes que abogan por otro tipo de postura, caracterizada por unos principios claros y un modelo diferente. Las bases en este sentido van por delante de los dirigentes, y pueden obligarles a un giro si quieren mantener su poder político.

Peso específico del separatismo:

Tanto en Cataluña como en Vascongadas no gozaba de tanta fuerza desde hace 70 años. Y, en el caso del vasco, todavía mucha más, por el desplome religioso y la cuasi-desaparición del Carlismo. Con el gobierno formado a partir del 14 de Marzo, el plan Ibarreche ha dejado de ser un guión de Hollywood; ha pasado de ser un inadmisible engendro de pesadilla a una negociación encima de la mesa: y nadie ha dicho nada, se ha asumido tranquilamente. No sé si aún hay quien lo dude, pero, salvo milagro, ese plan es el futuro de Vascongadas y Navarra, o, al menos, de Vizcaya y Guipúzcoa a corto o medio plazo. El caso catalán no es menos significativo; los excesos y el sectarismo del nacionalismo presuntamente moderado le han hecho esfumarse para que resucite el separatismo puro y duro. La secesión está a la vuelta de la esquina, contemplada con sonrisa benevolente de comprensivo padre progre desde el gobierno de España. Hoy por ti, mañana por mí: esa es la alianza rojo-separatista. Y el precio, la Patria.

Evolución del PSOE:

Bien podríamos comparar el PSOE de Alfonso XIII con el de la “Transición”, colaborador con Primo de Rivera o con el sucesor de Franco a título de Rey, posibilista, moderado salvo exabruptos verbales… A día de hoy, creo que es evidente la posición netamente jacobina del gobierno Zapatero, quien ha pasado de Julián Besteiro a Largo Caballero con una rapidez asombrosa. Obviamente, hoy en día no van a pedir la dictadura del proletariado. Su modelo ya no es el bolchevismo de Lenin; como hoy en día todo es más “light”, insisto en el anglicismo, se reflejan en Fidel Castro y Hugo Chávez. Desentierran discursos pretéritos y cometen tropelías como la retirada de la estatua del Caudillo, inexplicable más allá de un revanchismo enfermizo.

Mitificación de la mentira:

Repitiéndola hasta que todo el mundo se la cree y haciendo iconos de ella. Al margen de la falsificación institucional de la Historia del siglo XX en España, convirtiéndola en propaganda panfletaria, el simbolismo del “Prestige” o del “No a la guerra” me traen a la memoria el caso de Ferrer Guardia o de la sublevación de Jaca y Cuatro Vientos. Se la da la vuelta a la tortilla: “la mentira es verdad”, como denunciaba Orwell en “1984”; rescoldos comportamentales del marxismo.

Instrumentalización por parte de la extrema izquierda:

Relacionada con los dos puntos anteriores. Apoyándose en la escora del PSOE y en la nueva iconografía, la izquierda más radical parece tener mucho más peso del real, y condiciona las políticas del gobierno. Como durante la República, en la que el microscópico Partido Comunista se fue apoderando de toda la izquierda, gracias fundamentalmente a la estulticia y el seguidismo de los republicanos burgueses y los socialdemócratas. En lugar de bolcheviques, hoy hay ácratas, “okupas”, ecolorrojos, antiglobalización, sodomitas de ofensiva, etc., tremendamente minoritarios pero que parecen llevar la voz cantante.

Situación internacional:

El mundo no está más lejos en este momento de un conflicto a escala mundial de lo que lo estaba en 1932. ¿Alguien se atrevería hoy a decir que es imposible que de aquí a siete años estalle definitivamente una guerra a gran escala entre un Occidente judeomasónico y el cada vez más fanatizado Islam? ¿Con quién se aliará Rusia? ¿Puede ocurrir que juegue China el papel de Estados Unidos en 1941, entrando en la partida para inclinar la balanza y saliendo como el principal vencedor? Todo esto, que parece ciencia-ficción, a mí no me parece tan improbable; una posibilidad más a tener en cuenta, y quizá no la menor. Volveríamos a ver el enfrentamiento entre dos cosmovisiones anticristianas, la lucha entre dos “malos”, en la que costaría ver las ventajas de la victoria de uno u otro (especialmente si China se alía con el sionismo y la masonería). La pregunta es: si se diese ese caso, ¿volverá a ser España el preludio? Quizás un enfrentamiento sangriento entre españoles, vigilado con lupa desde fuera y con la presencia en nuestro territorio de elementos extranjeros, vuelva a ser la antesala de la explosión bélica generalizada.

Hay dos elementos de importancia que no encajan en este “déjà vu”: el primero es la inexistencia de modelos alternativos en el panorama internacional, como fueron en la década de los años 30 el fascismo y el nacionalsocialismo, lo que tiene la vertiente negativa de dificultar la reacción y la positiva de facilitar que ésta sea netamente española; el segundo es la Unión Europea. Veremos si llega a tiempo de hacer variar el rumbo de los acontecimientos, o si, incapaz de seguir el ritmo impuesto, se volatiliza cuando llegue la hora de la verdad. Pero que nadie infiera de estas palabras que estoy pensando que la Unión Europea sería la salvación. Nada más lejos de la realidad. El triunfo europeísta implicaría la evaporación de España, su anulación ontológica, y el triunfo definitivo del orden social masónico y relativista. Victoria alcanzada así sin necesidad de alambradas y trincheras. Pero victoria efímera, por la debilidad intrínseca generada, y que haría a Occidente sucumbir ante aquellos que escapan, al menos parcialmente, al control del mundialismo en la sombra, a saber, China y el Islam. Al margen de estas últimas consideraciones, mi tesis es, pues, que el 14 de Marzo de 2004 no tuvo lugar únicamente un cambio de gobierno, sino un cambio de régimen apenas encubierto. Al igual que a partir del 14 de Abril de 1931, sólo la izquierda puede arrogarse el derecho a dar cartas de legitimidad “democrática”, sólo ellos dicen lo que está bien y está mal, reaccionando de una manera que roza el histerismo cuando ello no es así.

El paralelismo puede seguir de la siguiente manera. La “derecha” se reorganiza, sus elementos despiertan del sopor y la perplejidad, y gana las siguientes elecciones. No cambia prácticamente nada, pero se ralentiza la descomposición social y se detienen en parte las reformas jurídicas anticristianas y antiespañolas. La izquierda aúlla y desmiente en la práctica su supuesto ideal democrático, voceando la ilegitimidad de cualquiera que no sea de los suyos, como hace cuando juzga la instauración democrática del III Reich o cuando tacha de inmaduro al pueblo austriaco que vota a Haider.

No tengo ni idea de cómo se puede plantear en el siglo XXI un Octubre del 34, pero si todo sigue así, no dudo de que algo muy grave sucederá. Y en ese caso, creo que estaríamos inevitablemente abocados a un nuevo 18 de Julio. Ahora mismo, es lógico ser pesimista en ese caso: ¿cuántos se iban a levantar por Dios y por España? La situación general, y muy en particular la de la Iglesia Católica, nos hace dudar de que cualquier intento por restablecer un orden social cristiano y por salvar a nuestra Patria de la desaparición pudiese tener éxito. Pero la Providencia juega con su propia baraja y no sabemos cómo se repartirán las cartas en esa última mano. A nosotros sólo nos queda velar, estar preparados y mantenernos en nuestro puesto de combate, sea el que sea, hasta que el Capitán nos reclame. Bien fácil y bien difícil lo tenemos. Lo único que quisiera, es que, en caso de que Él quiera darnos otra vez la Victoria, no volvamos a ser tan estúpidos de dilapidarla pocos años después, y señalemos claramente con el dedo al conservadurismo vacuo y al liberalismo como enemigos y culpables, en no menor medida que el marxismo y el jacobinismo. Que así sea.

Arturo Fontangordo
Nota: artículo aparecido en la Revista Arbil hace más de cuatro años y que tras su lectura sigue estando plénamente vigente.

sábado, 12 de diciembre de 2009

NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE, PATRONA Y EMPERATRIZ DE AMÉRICA, PROTECTORA DE LOS NIÑOS NO NACIDOS

Nuestra Señora de Guadalupe, protege y ampara a los niños que aún no han nacido. Fortalece a las madres con tu amor, convierte a los asesinos de niños inocentes despertando su coinciencia y haz que se acabe el terrible genocidio oficial y el holocausto de estado del abominable aborto.
A nosotros, pobres e indignos hijos tuyos, concédenos la gracia de la perseverancia en la Fe para mantenernos al servicio de Tu Hijo, Cristo Rey, hasta el final de nuestros días. Así mismo, junto a Él, ansiamos la restauración del orden cristiano tradicional hasta ver a Sus enemigos, legisladores de leyes injustas, puestos como estrado de Sus pies.

viernes, 11 de diciembre de 2009

SANTA MARAVILLAS DE JESÚS, ¡RUEGA POR NOSOTROS!

"Lo que Dios quiera... Como Dios quiera... Cuando Dios quiera..."

María de las Maravillas Pidal y Chico de Guzmán nació en Madrid el día 4 de noviembre de 1891, la menor de cuatro hermanos; fue bautizada en la Parroquia de San Sebastián a los ocho días y confirmada en 1896. Hizo su primera comunión en 1902. Sus padres, don Luis y doña Cristina, eran los marqueses de Pidal. Don Luis había sido Ministro de Fomento y en aquellas fechas era Embajador de España ante la Santa Sede. Fue educada en sus primeros años especialmente por su abuela materna, Patricia Muñoz, y ya desde niña experimentó una llamada a consagrarse al Señor en virginidad. Mientras estudiaba en casa, durante su adolescencia y juventud, se dedicó a obras de caridad ayudando a muchas familias necesitadas.

Leía frecuentemente las obras de Santa Teresa de Jesús y de San Juan de la Cruz y, cautivada por sus vidas y experiencias espirituales, decidió entrar en las Carmelitas Descalzas de El Escorial (Madrid) donde ingresó el 12 de octubre de 1919 recibiendo el nombre de Maravillas de Jesús. Con este motivo D. Pedro Poveda -que fue canonizado juntamente con ella- le escribió una carta de felicitación, a la que contestó agradecida. Tomó el hábito en 1920 e hizo su primera profesión en 1921. Allí mismo, detrás de la celosía que da al sagrario de la Iglesia conventual, recibió en 1923 la inspiración de fundar un Carmelo en el centro geográfico de España, El Cerro de los Ángeles, donde se había levantado el monumento al Sagrado Corazón de Jesús justamente el año en que ella había carmelita descalza.

El obispo de Madrid-Alcalá, Mons. Eijo y Garay acogió y se entusiasmó con la idea y en 1924 la Hermana Maravillas y otras tres monjas carmelitas de El Escorial se instalaron provisionalmente en una casa de Getafe para atender desde allí la edificación del Convento. En esa casa hizo su profesión solemne el 30 de mayo de ese mismo año. En 1926 fue nombrada, por el obispo Eijo, priora de la comunidad y el 31 de Octubre se inauguraba el nuevo Carmelo de El Cerro de los Ángeles.

Como ya entonces acudieron muchas vocaciones, la Madre Maravillas vio en ello una señal de Dios para fundar nuevas “casas de la Virgen”. En 1933, a petición del obispo, misionero carmelita, Mons. Arana, fundó otro Carmelo en Kottayam (India).
Durante la persecución religiosa en España, a partir de 1931, pasaba todas las noches muchas horas orando desde su Carmelo, contemplando el monumento al Sagrado Corazón y solicitó y obtuvo permiso del papa Pío XI para salir con su comunidad, exponiendo sus vidas, si llegara el momento de defender la sagrada imagen, en caso de ser profanada.

Desde entonces y en muy pocos años realizó las fundaciones de otros muchos Carmelos.
Desde el Carmelo de La Aldehuela, la Madre Maravillas, donde pasó sus últimos catorce años, continuó atendiendo las necesidades de todos esos Carmelos e, incluso desde la clausura, realizó una labor social como la construcción de viviendas prefabricadas y la ayuda en la construcción de una barriada de doscientas viviendas. A sus expensas hizo edificar también una Iglesia y un colegio. Sostuvo económicamente a distintos seminaristas para que pudieran llegar a ser sacerdotes, realizó una fundación benéfica para sostener a religiosas enfermas, compró una casa en Madrid para alojar a las carmelitas que tuvieran necesidad de permanecer algún tiempo en tratamientos médicos y costeó al Instituto Claune la edificación de una clínica para religiosas de clausura. En la iniciativa y desarrollo de estos servicios caritativos, que solía empezar sin medios económicos, confiaba siempre en la Providencia de Dios, que nunca le faltó.

Se sentía feliz de ser carmelita descalza, “hija de nuestra santa madre Teresa” y consideraba un tesoro la vida y los textos de Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz.

Irradiaba paz y dulzura en sus palabras y gestos, de tal forma que quienes la trataron salieron siempre agraciados con su testimonio de amor Dios y de disponibilidad a la Iglesia como fiel hija suya.

La Madre Maravillas de Jesús es una de las grandes místicas de nuestro tiempo. Vivió una maravillosa experiencia de su unión con Dios, con una rica vida interior como se refleja en las cartas íntimas a sus directores espirituales, que sólo se han conocido después de su muerte. Pasó por la vivencia de “las noches” y por el gozo del amor profundo de Dios y de su respuesta de amor a Él. La capacidad de contagiar el amor de Dios le provenía de su unión con Él y de su gran capacidad y disposición para la oración. Expresaba: “Me abraso en deseos de que las almas vayan a Dios”. Durante toda su vida se entregó amorosamente al cumplimiento de la voluntad de Dios, y en la última etapa, ofreciendo su enfermedad y dando testimonio: “Lo que Dios quiera, como Dios quiera, cuando Dios quiera” solía repetir a sus hijas. Amó y vivió la pobreza y humildad heroicamente, infundiendo este espíritu en sus hermanas. Destacó también por su fidelidad al ideal teresiano.

Ya en 1962 había tenido un trastorno circulatorio del que se repuso. En 1972 sufrió un paro cardíaco del que se recuperó, pero su salud quedó ya muy quebrantada. En la solemnidad de la Inmaculada de 1974, recibió la Unción de los enfermos y el santo Viático. Murió, a los 83 años, en el Carmelo de La Aldehuela, el 11 de diciembre de 1974, rodeada de sus hijas y repitiendo: “¡Qué felicidad morir carmelita!”.
Fue beatificada en Roma por el Papa Juan Pablo II el día 10 de mayo de 1998, sus reliquias permanecen en la Iglesia del Carmelo de La Aldehuela (Madrid) y su memoria litúrgica se viene celebrando el 11 de diciembre.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

IN MEMORIAM: FRAY ANTONIO DE LUGO


Hoy, 9 de diciembre, ha fallecido a los 91 años de edad el Reverendo Padre Fray Antonio de Lugo.Monje Jerónimo, llevó a cabo tras la Cruzada la refundación de la Orden iniciada por Fray Manuel de la Sagrada Familia, asesinado en Paracuellos.

Fué Superior de la Orden de San Jerónimo, Prior del Monasterio de Yuste, autor de numerosos libros y artículos en prensa, conferenciante y director espiritual.

A la espera de una semblanza acertada que tribute su memoria, desde este humilde blog suplicamos oraciones por su alma. En su recuerdo, reproducimos uno de tantos artículos que escribió sobre controversias actuales.




LAS RELACIONES IGLESIA-ESTADO EN EL PENSAMIENTO DE JOSE ANTONIO PRIMO DE RIVERA

Para entender rectamente el pensamiento de José Antonio acerca de esta cuestión, es necesario fijarse con detenimiento en el entorno religioso de su vida, así en el plano personal como en el profesional y político. El ambiente familiar de su educación, netamente piadoso, hizo de él, como afirma su hermana, la Condesa del Castillo de la Mota, “un verdadero y entero católico “, y como tal se mostró siempre en público y en privado; a su amigo y camarada Francisco Bravo la declaró en una ocasión que “ era católico convencido”. Su vida de piedad, sin alardes ni espiritualidades, era sincera, sólida; sabemos que, en repetidas ocasiones, practicó los ejercicios espirituales, en retiro, al estilo de San Ignacio, y entre sus lecturas religiosas le eran preferidas y habituales la Sagrada Biblia, San Agustín, Santo Tomás y San Pablo. Sería muy largo citar hechos que ponen de manifiesto, bien a las claras, el talante religioso de José Antonio en su actuación personal, familiar y social. Como profesional del Derecho, se ajustó siempre a los dictados de su conciencia moral cristiana. Siendo, a pesar de su juventud, abogado de prestigio y en ejercicio, nunca aceptó defender pleitos de divorcio, legal en España durante el quinquenio republicano. El 4 de Julio de 1935 escribía en “Arriba “ : “ Los autores de la ley del divorcio, cautos, sabían muy bien que las instituciones profundas y fuertes, como la familia, no se las puede combatir de frente, sino que hay que ablandarlas con el halago de la sensualidad y minarlas por procedimientos insidiosos..... Desde el punto de vista religioso, el divorcio, para los españoles, no existe. Ningún español casado, con sujeción al rito católico, que es el de casi todos los nacidos en nuestras tierras, se considerará desligado del vínculo porque una Audiencia dicte fallo de divorcio. Para quienes, además, entendemos la vida como milicia y servicio, nada puede haber más repelente que una institución llamada a dar salida cobarde a lo que, como todas las cosas profundas y grandes, sólo debe desenlazarse en maravilla de gloria, o en fracaso, sufrido en severo silencio”.

Es en su actividad política donde encontramos mayor abundancia de datos que demuestran el sentir altamente espiritual y católico de José Antonio ; rechaza, de plano, “la interpretación materialista de la historia “ y afirma que “ lo espiritual ha sido y es el resorte decisivo en la vida de los hombres y de los pueblos “, y que “ aspecto preeminente de lo espiritual es lo religioso “, y para quien “ la interpretación católica de la vida es, en primer lugar, la verdadera; pero es, además, históricamente, la española...”.Así pues, “ toda reconstrucción de España ha de tener un sentido católico “ ; expresiones todas ellas que brotan del fecundo hontanar de sus nobles ideales, y fruto de una robusta fe católica. En Cáceres, el año 1934, en un discurso declaró con valentía y convicción: “ España fue a América no por plata, sino a decirles a los indios que todos eran hermanos, lo mismo los blancos que los negros, todos, puesto que siglos antes, en otras tierras lejanas, un Mártir derramaba su Sangre por el Sacrificio, para que esa sangre estableciera el amor y la hermandad entre los hombres de la tierra “ . Por sus convicciones cristianas, se aparta del liberalismo filosófico y, como consecuencia, del liberalismo estatal. El materialismo ateo está en abierta oposición con José Antonio, que concibe al hombre como “portador de valores eternos “ y no duda en proclamar que “ ningún hombre puede dejar de formularse las eternas preguntas sobre la vida y la muerte, sobre la creación y el más allá “.

Cuando José Antonio trata el asunto de las relaciones del Estado con la Iglesia lo hace en términos que no contradicen sus ideas, sino más bien en perfecta coherencia con su fe. Su tesis es perfectamente ortodoxa. No es partidario de la separación, tal
como la propone el liberalismo, y que ha sido repetidamente condenada por el Magisterio eclesiástico. Quizá donde aparece más evolucionado su pensamiento es en el siguiente texto: “ Queremos que el espíritu religioso, clave de los mejores arcos de nuestra historia, sea respetado y amparado como se merece, sin que, por eso, el Estado se inmiscuya en funciones que no le son propias, ni comparta, como hacía tal vez por otros intereses que los de la verdadera religión, funciones que sí le corresponde realizar por sí mismo “, que se completa con el siguiente párrafo de los “Puntos Iniciales “ : “Quiero decir que el Estado nuevo se inspirará en el espíritu religioso católico tradicional en España y concordará con la Iglesia las consideraciones y el amparo que le son debidos “. La doctrina de separación no admite inspiración alguna religiosa, al tiempo de gobernar; sólo contempla los deseos de la mayoría del pueblo, único soberano. La tesis joseantoniana, católica, es bien distinta, y afirma que el Estado ha de inspirar su actuación en la doctrina de la Iglesia católica; las razones las ha expuesto repetidísimas veces, al hablar del valor del espíritu en la vida de los hombres y de los pueblos. El Estado español, forjado en una Cruzada, hace suya la idea de José Antonio y la incorpora a la Ley de Principios del Movimiento Nacional, que, en su número ll, dice : “ La Nación española considera como timbre de honor el acatamiento a la Ley de Dios, según la doctrina de la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana, única verdadera, y fe inseparable de la conciencia nacional, que inspirará su legislación “.

El pensamiento de José Antonio está contenido en los “Puntos Iniciales “, en los siguientes términos, que son perfectamente compatibles con la doctrina católica más exigente, sin que por ello se le pueda tildar de favorecer la separación de la Iglesia y el Estado al modo liberal : “Tampoco quiere decir que el Estado vaya a asumir directamente funciones religiosas que correspondan a la Iglesia. Ni menos que vaya a tolerar intromisiones o maquinaciones de la Iglesia, con daño posible para la dignidad del Estado, o para la integridad nacional “. Como se ve, una vez más, lo que repudia son las enojosas intromisiones, así por parte de la Iglesia como del Estado.

Siguiendo la línea de su pensamiento y de su actuación, José Antonio es partidario del Estado confesional; más aún, encuentra en ello el modo normal de relaciones entre la Iglesia y el Estado, de acuerdo con las tradiciones españolas más antiguas, en perfecta concordancia con la autonomía y separación de funciones específicas; independencia que considera necesaria dentro de un estatuto de mutua colaboración y respeto. Ya en los “ Puntos Iniciales “ había escrito, el año 1933,: “Quiere decir que el Estado nuevo se inspirará en el espíritu religioso católico tradicional en España, y concordará con la Iglesia las consideraciones y el amparo que le son debidos “. Quiere para la Iglesia, por parte del Estado, un trato de respeto y cuantas consideraciones sean necesarias, por ser la Iglesia católica la única verdadera e históricamente la española. A quien juzgaba su postura en esta materia como menos conforme con la doctrina católica le contesta: “ Estos (los católicos falangistas), sin embargo, son inteligentes de sobra para saber, primero, que la declaración sobre el problema religioso contenido en el punto 25 del programa de Falange Española y de las JONS coincide exactamente con la manera de entender el problema que tuvieron nuestros más preclaros y católicos reyes......”.

Fray Antonio de Lugo , O.S.H.

martes, 8 de diciembre de 2009

INMACULADA CONCEPCIÓN: PATRONA DE ESPAÑA


Señora Inmaculada de las gentes de España.
De victoria en Lepanto, de dolor en Rocroi,
rezada a flor de espadas desde el mar de Corinto
a la ribera virgen del río Paraná.
¡Señora Inmaculada de los indios ingenuos
y del hidalgo altivo y de la Inquisición!
Como ayer, como siempre, como cuando hizo falta,
España, de rodillas, te ofrece el corazón.

¡Señora Inmaculada del Pilar Jacobeo!
Consuelo de amarguras en empresas de amar.
El fruto que sembraste para la fe de Cristo
salido de tus manos, ¿no había de granar?.
¡Señora Inmaculada del apóstol del Trueno,
de la hazaña difícil y la tribulación!.
Viniste a Zaragoza para salvar a España,
y España, desde entonces, parece una oración.

¡Señora Inmaculada de los Picos de Europa!
¡Cuántos te parecían pues cuanta era su fe!
Y vino de los cielos tu auxilio y la victoria
del Dios de las batallas, del Santo, de Yahvé.
¡Señora Inmaculada de esperanzas de patria!
Se eleva una plegaria de Asturias a Aragón.
Sus ecos en las rocas, los bosques y los muertos
hablaron en romance y hablaron en canción.

¡Señora Inmaculada de la Santa María,
de los vientos propicios y de la tempestad!
Temblando amor de madre llegaste al nuevo mundo
y el indio fue el hermano y Cristo la verdad.
¡Señora Inmaculada del santo misionero,
de los conquistadores y del emperador!
Resuena aun el Caribe las voces de Triana
y rezan todavía los indios al Señor.

¡Señora Inmaculada del indio mejicano!
América es España, y España es para ti.
El inca y el azteca cayeron de rodillas
y fue el Ave María caricia en guaraní.
¡Señora Inmaculada de la Rosa de Lima,
de García Moreno, de la persecución!
Son hijos de españoles, amándote nacieron:
no saben de mentira, ni saben de traición.

¡Señora Inmaculada del Valle de los Muertos,
del niño asesinado y el viejo requeté!
Ganaron la victoria, la sangre y el martirio
de la España de Cristo por la España sin fe.
¡Señora Inmaculada del muerto por la vida!
En tus brazos de madre morir es salvación.
Y la semilla santa rebrota en patria nueva
con ecos del Prudente y voz de Calderón.

¡Señora Inmaculada de la historia de España!
Tu misma nos la hiciste y huele a santidad.
Derrotas son honores, que las guerras de Cristo,
se ganan en el cielo y allí está la verdad.
¡Señora Inmaculada!. Somos aquellos mismos
que siglos defendieron tu pura Concepción.
Como ayer, como siempre, como cuando hizo falta,
España de rodillas, te ofrece el corazón.

Francisco José Fernández de la Cigoña

domingo, 6 de diciembre de 2009

DÍA DE LA CONS(PROS)TITUCIÓN ESPAÑOLA

- Uno de los padres de la constitución trabajando en su elaboración.


Desde este blog felicitamos a los padres de la Constitución española de 1978 que han logrado su objetivo: más divorcios, más abortos, más asesinatos, más robos, más corrupción, más políticos, más separatismo, más confrontación, más mentiras, más revanchismo, más paro, más pobres, más drogas, más prostitución, más violencia "electrodoméstica", más ancianos que sobran, más inmigracción sin papeles, más mezquitas, más sectas... más constitución.

viernes, 4 de diciembre de 2009

NUEVA PRUEBA HISTÓRICA PARA "NUESTROS HERMANOS MAYORES": JESUCRISTO ES EL MESÍAS.

Científicos israelíes analizaron cuidadosamente una losa de piedra (foto), con cerca de 100 centímetros de altura con 87 líneas en hebreo. Data de varios lustros antes del nacimiento de Jesucristo.

El descubrimiento sacudió los círculos de la arqueología bíblica hebrea porque prueba que los judíos alimentaban la esperanza de que el Mesías que vendría, resucitaría después de tres días de muerto.

La placa fue encontrada cerca del Mar Muerto y es un raro ejemplo de una inscripción en piedra de tinta en dos columnas, como en la Torah (el equivalente en hebreo a las Escrituras Pentateuco, es decir, los cinco primeros libros de la Biblia).

Para Daniel Boyarin, profesor de Talmud en la Universidad de Berkeley, la pieza es una prueba más de que Cristo Jesús es el Mesías tradicionalmente esperado por los judíos. Ada Yardeni y Binyamin Elitzur, expertos israelíes en escritura en hebreo, después de un análisis detallado, concluyen que data de fin del primer siglo antes de Cristo. El profesor de arqueología en la Universidad de Tel Aviv, Yuval Goren hizo un análisis químico y considera que no se puede dudar de su autenticidad.

Se comprende que entre los judíos haya sido causa de controversia, ya que simplemente apunta a la divinidad de nuestro Señor Jesucristo y deja en incómoda situación a la sinagoga que lo crucificó y a quienes aprueben el deicidio.

miércoles, 2 de diciembre de 2009