miércoles, 18 de noviembre de 2009

EL ALCÁZAR


Si algo no entra en el hábito de los militares es la mentira. Un militar mentiroso no es un militar. Y si la mentira, además, se viste de manipulación, sesgo y majadería, se llega a la conclusión de que no viene de la decencia uniformada, sino de la falta de respeto a la verdad de nuestros actuales gobernantes. Ignoro quién es el manipulador que pretende, con setenta años de retraso, borrar un largo episodio de heroísmo que ha sido reconocido como tal unánimemente. La heroica resistencia de los defensores del Alcázar de Toledo en la Guerra Civil fue reconocida y admirada por los propios sitiadores. Pero llega el tonto setenta años más tarde, y quiere triunfar donde la victoria y la derrota son páginas de la Historia. Que lo intente el tonto, su superiora y el superior de la superiora. No lo van a conseguir.

Creo que hay dos ministerios, Interior y Defensa, que por su carácter institucional merecen más reflexión ante las críticas que otros departamentos. He sido, y siempre lo seré, más prudente con un ministro de Defensa que con el titular de una cartera más cercana al partido gobernante que a la totalidad de los españoles. Pero lo que pretende el tonto que tiene por ahí suelto la ministra Chacón , además de una villanía histórica –o mejor, contrahistórica–, es una soberana imbecilidad. Este Gobierno no sabe qué hacer para reescribir un pasado inmutable. El asedio al Alcázar de Toledo, donde un grupo de soldados valientes del Ejército Nacional, resistió durante más de setenta días a las fuerzas republicanas infinitamente más poderosas, está no sólo en la Historia de España, sino en la de los grandes hechos militares de todo el mundo. Eliminar del Alcázar la Historia del Alcázar sólo se le ocurre a un ceporro sesgado y mentiroso. Es de esperar que sea un ceporro y no una ceporrra, dado que el titular actual de la cartera de Defensa es una mujer.

La Historia se asume. El Alcázar resistió con heroísmo. Allí había además de soldados, mujeres y niños. El general Moscardó no entregó el Alcázar ni a cambio de la vida de su hijo, que fue cobardemente ejecutado. Han pasado más de setenta años, y el ceporro pretende borrar el fracaso de los sitiadores y el triunfo de los sitiados. No tiene sentido. Y lo hace desde el ministerio que agrupa a quienes no saben mentir. Lo dice César Vidal: «Los héroes no se discuten». Son de todos. Setenta años más tarde, aquel heroísmo no puede herir a nadie. Sólo a los mentirosos y los manipuladores. A los cretinos, a los rencorosos. Apenas quedan protagonistas vivos de la victoria en la Guerra Civil. Lo mismo que derrotados. Los hijos de los que ganaron han renunciado hace mucho a seguir ganando.. Pero muchos descendientes de los que perdieron –en gran parte, por su culpa-, quieren ganar una Guerra con setenta años de retraso. Una necedad y un despropósito. Eliminar el Museo del Asedio del Alcázar los vestigios y muestras de aquel episodio heroico es una prueba de resentimiento impotente. Lo que se suponía fácil lo convirtieron en imposible unos héroes. Respétenlos y no mientan.. Si la ministra no rectifica el plan del ceporro, lo siento señora ministra, pero la ceporra será usted.

Alfonso USSÍA

Nota: la inserción de este artículo no hace que este blog comparta la totalidad del artículo y mucho menos la línea general del autor.

4 comentarios:

  1. Es vergonzoso lo que piensan hacer con el Alcazar de Toledo.

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  2. Da rabia que ahora pretendan destruir el Alcazar, no con los bombardeos, sino con la felonía y el rencor.

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  3. Os esquerdistas são iguais em todos os lugares; aqui no Brasil querem da mesma forma ganhar uma guerra que perderam nos anos 60 e 70 contra os militares, buscando indenizações e intentando criminalizar aqueles que os combateram e os venceram galhardamente. Naquele tempo usaram do terrorismo para transformar o Brasil numa filial da URSS; hoje mostram-se como heróis e se homenajeiam a si próprios.

    Luiz Melendez, Rio Grande de São Pedro, Brasil

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