martes, 23 de febrero de 2010

23-F: EL HONOR FRENTE A LA TRAICIÓN


El 23 de Febrero es el día de aquellos hombres que, cumpliendo con el juramento a la bandera, actuando con honor, ofrecieron cuanto tenían a España y los españoles. También recordamos a los que quisieron aniquilar cualquier resistencia, armada o no, engañando y traicionando sin escrúpulo.

Aquella fecha de 1981 fue la consecuencia de unos precedentes históricos que convulsionaron a España espiritual, social y políticamente. Espiritualmente en decadencia, España sufría los nefastos frutos del Concilio Vaticano II que había dado pie a la proliferación de toda clase de sectas, a la secularización de sacerdotes, a la protección oficial de la inmoralidad y a la marxistización de la Iglesia con el Primado Cardenal Tarancón y sus secuaces. Sacudida España socialmente por los movimientos estudiantiles, las revueltas universitarias y las reivindicaciones de los sindicatos bermellones, la fragmentación del pueblo era una crónica diaria. Y políticamente España era un barco que se hundía por las grietas del nacionalismo, los asesinatos de las bandas terroristas y un parlamento donde se sentaban desde Carrillo a Fraga, los nuevos amigos del consenso bastardo.

La situación era insostenible. Los pocos militares que hacían servir los galones al juramento, y no al revés, dieron un paso al frente. Con todas las consecuencias estaban dispuestos a intervenir para cambiar el rumbo a la deriva del pueblo español. Unos, por España, al servicio de ella. Otros sólo actuarían a las órdenes del Jefe de las Fuerzas Armadas: Juan Carlos de Borbón.

Se gestó, precipitadamente, la irrupción en el Congreso de Diputados del Ejército. Después, una vez tomado el hemiciclo, la autoridad militar se haría cargo de los destinos de España. Esa autoridad militar contaría con el apoyo total y absoluto del inquilino de la Zarzuela. El General Armada sería la cabeza visible del golpe de estado haciéndose cargo del poder. Detrás de él, las diversas Capitanías Generales, secundarían, a las órdenes de Juan Carlos, un gobierno de concentración con izquierdas y derechas, liberales y comunistas.

El Teniente Coronel de la Guardia Civil, Antonio Tejero Molina, movido por su amor inquebrantable a España, fue el elegido para entrar en el Congreso. Un hombre íntegro, profundamente patriota, que contaba con el respeto y la admiración de sus subordinados. Después de cumplir su misión dejaría paso al General Armada. Nada sabía el Teniente Coronel de los apaños sucios que habían acordado desde Zarzuela.

Tejero, todo por la Patria. Todo, su carrera, su sueldo, sus galones… años y años de servicio. No lo había ofrecido todo para mayor gloria de Armada, Juan Carlos o cualquiera de los parásitos que ya se estaban repartiendo cargos, ministerios y capitanías. Tejero es un hombre de honor. Y el honor fue su divisa cuando paró el golpe de la Zarzuela y cargando con la responsabilidad de sus hombres los despidió uno a uno a las puertas del Congreso. El golpe quedó parado. No era España lo que allí se defendía. El General Armada le había traicionado mientras en Valencia el General Milans del Bosch regresaba al cuartel con sus tanques dando cumplimiento al deseo y las órdenes de Zarzuela. Si don Jaime Milans del Bosch (gran militar, héroe del Alcázar toledano y juancarlista hasta aquel día) no hubiera dado marcha atrás otro gallo estaría cantando ahora mismo.

El consuelo de Tejero es el deber cumplido. La integridad de una vida. El sacrificio por la Patria y la austeridad y soledad de la celda tras los fríos barrotes.

Alguien estaba a su lado. Alguien que no sabía de traición, sino de lealtad. De amistad y nunca de interés. Alguien que, aquella noche oscura y tenebrosa, lució la claridad y pureza del blanco uniforme de la Armada. Y que llevó al Teniente Coronel Tejero el abrazo de un amigo y la cercanía de un camarada. Era el Capitán de Navío Camilo Menéndez Vives, inmolando sus galones, su carrera, su familia y su vida por un patriota traicionado. Porque “por encima de la disciplina, está el honor”.

Aquel día quedó cortada en el ejército cualquier posibilidad de reacción. Y sin embargo el Valor y el Honor se abrieron paso.

Miguel Menéndez Piñar

lunes, 22 de febrero de 2010

MENSAJE ESPIRITUAL DESDE EL VALLE DE LOS CAÍDOS

Queridos hermanos en Cristo Jesús:

Acabamos de oír en el Evangelio de San Lucas que, después de su encuentro con Jesús, Pedro y los hijos del Zebedeo “dejándolo todo, lo siguieron”.

¡Con cuánta fuerza han resonado estas palabras en el corazón de quienes hemos recibido la vocación religiosa y/o sacerdotal! Ellas han sido capaces de remover interiormente a gran número de hombres y mujeres, hasta el punto de dejarlo todo para seguir a Cristo.

Jesucristo es capaz, hoy como hace dos mil años, de suscitar entregas absolutas a Él. Ningún hombre puede lograr esto con una actualidad permanente como Él, porque además de Hombre verdadero, es Dios verdadero. Los líderes humanos mueren, los gobiernos caen, los sistemas políticos y económicos sucumben, las ideologías se desvanecen como quimeras que sólo fueron capaces de engendrar utopías teóricas que, las más de las veces, terminaron y terminarán en la frustración y no raramente en la tragedia y el genocidio. Sólo Cristo permanece, con Él su Santa Iglesia, y con ella el sacerdocio y la vida religiosa.

El mayor peligro para los sacerdotes y los religiosos no es la persecución, la muerte violenta, la expulsión y el cierre de sus iglesias, de sus centros de formación y de sus casas de comunidad, porque en todo ello se han enfervorizado más y han resurgido en múltiples ocasiones a lo largo de la Historia. El mayor peligro para los sacerdotes y los religiosos puede venir de que nosotros mismos perdamos la ilusión por nuestra vocación y nos adaptemos a las costumbres del mundo: es decir, la secularización, hasta el punto de abandonar por completo nuestra vocación. Fuera de esto, el Demonio poco puede conseguir con éxito.

En una ocasión, haciendo alarde de la capacidad militar del Ejército soviético, Stalin preguntó con cierta sorna: “¿De cuántas divisiones dispone el Papa?” En el silencio que se hizo, hubo alguien que pensó, sin querer decirlo para evitar mayores persecuciones: “Las divisiones del Papa son los religiosos” [i]. Y es verdad: si los sacerdotes y los religiosos son fieles a su vocación, la Iglesia avanza con fruto en su labor apostólica de anunciar la Resurrección de Cristo, como nos señala San Pablo en la segunda lectura.

Y por eso el Espíritu Santo sigue suscitando vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa, como lo hiciera ya con el profeta Isaías, según hemos visto en la primera lectura. El encuentro profundo con la persona de Cristo remueve las entrañas más profundas del hombre.

Dios desea almas que se consagren a Él por completo en la vida religiosa; las anhela, clama por ellas, las llama por su nombre para que se entreguen de lleno a su servicio amoroso y para hacerlas participar de su Amor infinito. Eso es la vocación religiosa: una llamada interior de Dios a una persona para que le dé toda su vida mediante la profesión de unos votos, por los que se liga a Él de manera especial. Por lo tanto, es una llamada que espera una respuesta. La libertad del ser humano para amar es interpelada por un Dios que es Amor.

Y ese Dios llama porque desea otorgar el don de la vocación religiosa. Las almas consagradas a Él se convierten en almas de reparación, dedicadas a desagraviar tantas ofensas e ingratitudes cometidas contra su Amor. Almas volcadas por entero al servicio de Dios en la alabanza, en la adoración, en el espíritu de caridad comunitaria, en la atención a los necesitados, en la educación de los niños… Almas que, siendo sólo de Dios, viven para todos con un amor universal. Almas que participan de la obra redentora de Cristo, con quien se configuran como su Modelo y Maestro. Almas que gozan contemplando su rostro y escuchando en silencio sus palabras, y almas que se abrazan a Él en la Cruz aliviando los dolores ajenos. Almas que han descubierto en la renuncia incluso de muchos deseos lícitos la más seria afirmación de su personalidad y la raíz más profunda de su felicidad. Almas a las que se ha prometido el ciento por uno en esta vida y además la vida eterna.

¡Dios tiene sed de amor, de almas consagradas, de almas de reparación, de almas entregadas a Él de un modo absoluto, que le correspondan en el amor no correspondido por tantos hombres, almas que le amen por los que no le aman, almas sobre las que Él deje derramar todo su Amor para así misteriosamente derramarlo sobre todos esos hombres que no le aman! ¡Almas de Dios por entero, fieles a su vocación religiosa, para quienes Dios tenga en todo la primacía en sus vidas! ¡Almas de Dios y para Dios!

Que María, Modelo de toda vocación religiosa, alcance de Dios el que muchos jóvenes abran sus corazones al Señor y dejen escuchar en su interior si acaso su voz les susurra amorosamente o si incluso clama con fuerza, solicitando su total entrega y consagración a Él.


P. Santiago Cantera Montenegro, OSB (Santa Cruz del Valle de los Caídos).
HOMILÍA – V DOMINGO DE T. O. (CICLO C)

[i] También se cuenta que, al conocer Pío XII esta pregunta de Stalin, contestó: “Dígale a mi hijo José [Stalin] que el Papa podría pedir al Cielo que le enviaran numerosas legiones de ángeles”.

jueves, 18 de febrero de 2010

ANTE LA PERSECUCIÓN RELIGIOSA DE HOY LA PROTECCIÓN A LA IGLESIA AYER

Como abundan los casos actuales de persecución religiosa, en este sistema liberal que sufrimos, traemos otros ejemplos antagónicos que cumplieron con la obligación de tributar honor público a la Verdad. Lean.

“En nombre de la Muy Santísima Trinidad, Considerando:

Que la Santa Sede e Italia han reconocido que convenía eliminar toda causa de discrepancia existente entre ambos y llegar a un arreglo definitivo de sus relaciones recíprocas que sea conforme a la justicia y a la dignidad de las dos Altas Partes y que, asegurando a la Santa Sede, de una manera estable, una situación de hecho y de derecho que le garantice la independencia absoluta para el cumplimiento de su alta misión en el mundo, permita a esta misma Santa Sede reconocer resuelta de modo definitivo e irrevocable la "Cuestión Romana", surgida en 1870 por la anexión de Roma al reino de Italia bajo la casa de Saboya; que es necesario para asegurar a la Santa Sede la independencia absoluta y evidente, garantizarle una soberanía indiscutible, incluso en el terreno internacional, y que, como consecuencia, es manifiesta la necesidad de constituir con modalidades particulares la "Ciudad del Vaticano" reconociéndose a la Santa Sede, sobre este territorio, plena propiedad, poder exclusivo y absoluto y jurisdicción soberana; Su Santidad el Soberano Pontífice Pío XI y Su Majestad Víctor Manuel III, rey de Italia, han resuelto estipular un tratado, nombrando a este efecto dos plenipotenciarios, los cuales han acordado los siguientes artículos:

Artículo 1.° Italia reconoce y reafirma el principio consagrado en el artículo 1° del Estatuto del reino, de fecha de 4 de marzo de 1848, en virtud del cual la religión católica, apostólica y romana es la única religión del Estado.

Art. 2.° Italia reconoce la soberanía de la Santa Sede en el campo internacional como un atributo inherente a su naturaleza, de conformidad con su tradición y con las exigencias de su misión en el mundo.

Art. 3.º Italia reconoce a la Santa Sede la plena propiedad, el poder exclusivo y absoluto de la jurisdicción soberana sobre el Vaticano, cómo está constituido actualmente, con todas sus dependencias y dotaciones, estableciendo esta suerte de Ciudad del Vaticano para los fines especiales y con las modalidades que contiene el presente tratado (...).

Art. 4.º La soberanía y la jurisdicción exclusiva que Italia reconoce a la Santa Sede sobre la Ciudad del Vaticano implica esta consecuencia: que ninguna injerencia por parte del Gobierno italiano podrá manifestarse allí y que no habrá otra autoridad allí que la Santa Sede (...).

Art. 8º ltalia considera como sagrada e inviolable la persona del Soberano Pontífice, declara punible el atentado contra ella y la provocación al atentado, bajo amenaza de las mismas penas establecidas para el atentado o provocación al atentado contra el Rey. Las ofensas e injurias cometidas en territorio italiano contra la persona del Soberano Pontífice, en discursos, actos o en escritos serán castigados como las ofensas e injurias contra la persona del Rey (...).
Art. 12º Italia reconoce a la Santa Sede el derecho de legación activa y pasiva según las normas del derecho internacional (...).

Art. 18º Los tesoros de arte y de ciencia que existen en la Ciudad del Vaticano y en el palacio de Letrán permanecerán visibles a los estudiosos y a los visitantes, reservándose a la Santa Sede, sin embargo, plena libertad de reglamentar la entrada del público.

Art. 20º Las mercancías que provengan del exterior y enviadas a la Ciudad del Vaticano se les permitirán siempre pasar por el territorio italiano con plena exención de derecho de aduana y de consumos.

Art. 24º La Ciudad del Vaticano será siempre y en todos los casos considerada como un territorio neutral e inviolable.

Roma, 11 de febrero de 1929.

Pietro, cardenal Gasparri.
Benito Mussolini."

Pacto de Letrán.
11 de Febrero de 1929
Extractos de la primera parte correspondinete a las cláusulas políticas.

martes, 16 de febrero de 2010

EL VALLE DE LOS CAÍDOS ESTÁ BIEN CUSTODIADO


Como un silencio largo y vigilante
son pluma y bronce en la aridez del muro,
para negar cualquier designio oscuro
y dar eternidad a cada instante.

De la nube a la piedra en vuelo amante,
desde la gloria al pensamiento puro,
cristalizado en éxtasis. Conjuro
de nube y flor en un trenzar triunfante.

Ala de viento y sombra levantada.
Cuatro manos de amor sobre la espada,
velándole a la muerte su reposo.

Guarda de Dios que espera conmovida
un nuevo retornar hacia la vida
de este polvo de España luminoso.

Julio Alfredo Egea

El Templo del Señor de los Ejércitos no puede ser profanado.

lunes, 15 de febrero de 2010

20 DE FEBRERO: AL VALLE DE LOS CAÍDOS

Abierto en el rincón del Guadarrama,
donde España es más muerte y es más gloria,
donde España es más vida y más historia,
por su Escorial segundo te proclama.

Muros el tiempo cuelga y se encarama
sobre ellos la ilusión, sed perentoria
de decir a los hombres sin memoria
que la paz la consigue quien más ama.

De hermandad eres símbolo, y al verte
va cobrando otra vez peso y medida
el pasado, el futuro y nuestra suerte.

Con tu Cruz, que en el seco viento anida,
no eres tierra de ayer para la muerte,
eres tierra de hoy para la vida

José María Alonso Gamo



Convocatoria copiada de la red

El próximo sábado 20 de Febrero nos vamos al Valle de los Caídos a apoyar a la Comunidad Benedictina, asistiendo a la Santa Misa de las 11.00 de la mañana.

Despues de estos últimos días de incertidumbre debemos demostrar que el Valle de los Caídos nos importa y por tanto debemos ser cuantos más podamos mejor en acudir.

Vamos a la MISA conventual, NO VAMOS A NINGÚN ACTO POLITICO NI A REALIZAR REIVINDICACIÓN ALGUNA QUE NO HARÍA OTRA COSA QUE AGRAVAR EL PROBLEMA.

Existirá un servicio de autobuses del que ya informaremos de precios y horas de salida.

Rogamos vayáis comentando en el grupo vuestra disposición al respecto.

AUTOBUSES

Los autobuses saldrán de sitio a desterminar aunque dejamos claro que será lugar céntrico y bien comunicado.

Los autobuses estarán disponibles a las 9.15 de la mañana y saldrán hacia su destino a las 9.45.

La vuelta se realizará a las 13.00 horas aproximadamente.

El precio del autobus es de 11€ por persona incluyendo viaje de ida y vuelta y S.O.V (Seguro Obligatorio de Viajeros).

Forma de pago del bus: Necesariamente por transferencia previa. Nos pondremos en contacto con los que nos manifiesten su deseo de viajar y les daremos las instrucciones precisas para el pago.

Correo electronico habilitado de información: autobuses@elvalledeloscaidos.es

LAS PLAZAS SON LIMITADAS.

Para quienes vayan a ir por su cuenta recomendamos puntualidad tanto en la taquilla del Valle (10.30 - 10.45) como en la Basílica (11.00h).

Hemos concretado con la Hospedería Benedictina un menu de 11€ para quienes quieran comer en el restaurante de la Hospedería (único sitio abierto en el Valle para comer)

domingo, 14 de febrero de 2010

JACQUES CATHELINEAU - EL SANTO DE ANJOU


Un Combatiente bajo el Estandarte del Rey del Cielo

Héroe de Vitral
Hoy, el aniversario que nos reúne, en el fervor del recuerdo y en la fidelidad de la gratitud, es el de la muerte de Jacques Cathelineau, en Sant-Florent-Le-Vieil, hace dos siglos, el 14 de julio de 1793. Su existencia tan breve, exactamente 34 años de edad, su infancia escondida en el corazón de la campiña de Anjou, el repentino surgimiento de un joven sin instrucción militar y sin relaciones políticas, la carga victoriosa que hace de los campesinos un ejército temible; y de un joven de los Mauges sin preparación, un general de un ejército Católico y Monarquista para la defensa de la fe de Cristo, por la fidelidad al Pontífice Romano y por la libertad de profesar la religión con los sacerdotes fieles a la Iglesia de Dios y decir un no absoluto a una Republica persecutoria; esta epopeya, gracias a su carácter y a su dimensión, a su inspiración y a su decisión, evoca irresistiblemente el misterio de una Juana de Arco.

Nacido de una familia de artesanos, el joven Jacques crece en el seno de una familia cristiana, donde aprende, como sucedió a muchos en Anjou, a reverenciar en un solo amor a los padres terrenos y al Padre Celeste, a recitar el rosario por la tarde y a no comer el pan sin persignarlo antes y a no pasar delante de un crucifijo sin reverenciarlo. Entre su padre Jean y su madre Perrine Hudon, el hermano mayor Jean y la hermana menor Marie-Jeanne trascurren sus días felices como en todas las casas en que existe el cariño. Pero a los doce años en los Mauges, era necesario ganarse la vida. El párroco de la Capilla de Genet, Don Marchais, amigo del párroco de Le Pin, lo toma consigo a su servicio. En cinco años su fe se refuerza. A Le Pin regresa un joven alto y apuesto, de ojos claros con los cabellos rizados y que sabe expresarse, compañero alegre y cantor en la iglesia del pueblo. A los 18 años se casa con su vecina, Louise Godin, 8 años mayor que él, que le da once hijos de los cuales en 1793, quedaban sólo cuatro hijas y un hijo.

Jacques es vendedor ambulante. Atraviesa el país, los pueblos para vender telas, jabones, hilo, aguja, lana y pañoletas de Cholet, azúcar y sal, medallas y coronas del Rosario. Jovial y servicial, franco y leal, robusto y fino, con el rostro vivaz y dulce, la voz clara, vende su mercancía y comenta las novedades. Que son malas. La Constitución Civil del Clero quiere separar a los obispos y sacerdotes de Roma y les impone el juramento al que tanto Le Pin como La Capilla de Genet rehúsan. Es hora de la prueba y de la persecución. Cathelineau multiplica los peregrinajes a Notre Dame de Charité, a Saint-Laurent de la Plaine y a Notre Dame de Bon Secours en Bellefontaine. De noche, con la cruz procesional por delante, los parroquianos suplican a la Virgen conservar la fe Católica: “Confío, SantaVirgen, en vuestro socorro”. Un amigo suyo, Cantiteau, da su testimonio: “Casi siempre sólo él era el guía, el conductor de centenares de personas que lo seguían. Ya sostenido – como parece – por algo más que humano, recorría hacia atrás y hacia delante, por quince o dieciocho veces, tres leguas, cantando y haciendo de este modo el viaje”. Hoy no es un sacerdote el que guía la procesión. Mañana no será un noble el que guiará la insurrección. Es Jacques Cathelineau, un laico, un simple fiel, fiel a su fe y a su conciencia delante de Dios y delante de los hombres.

De París no sólo llegan malas noticias, también llegan medidas persecutorias. Cantiteau se tiene que esconder. Cathelineau le da valor: “Estese tranquilo, señor Párroco, con mi caja de mercancía llevaré de casa en casa la verdadera fe”.

El Combate por Dios
Ésta fue, repentinamente, la chispa. La Convención decreta el reclutamiento en masa de los ciudadanos para cortar el camino del Oriente a la invasión extranjera, 6.022 voluntarios de Maine-et-Loire, de los cuales 701 eran sólo del distrito de Saint-Florent. Son los jóvenes del pueblo los que se sublevan. La pequeña nobleza que no había podido emigrar, buscaba hacerse la desentendida. El clero que no había podido salir y que se rehúsa a prestar juramento se esconde y trata de calmar los ánimos. La gente del pueblo, cansada, llega a la indignación y los jóvenes campesinos, artesanos y comerciantes se niegan a servir a un régimen que los desprecia y los persigue. Un grito unánime en todos esos pueblos sale de las casas:

“¡NO IREMOS!”El 12 de marzo de 1793, en Saint Florent se da la escaramuza tantas veces descrita y narrada. A partir del día siguiente, según Jean Blon, su primo, la decisión de Cathelineau largamente madurada es tomada. Él se estaba quitando de las manos la masa para el pan que estaba por cocer en el horno. La esposa se le abraza al cuello, le suplica no dejarla sola con los cinco niños menores de doce años. “Ten fe – responde – Dios, por quien voy a combatir, los cuidará a ustedes”. Toma una espada, se pone un rosario al cuello, se coloca un Sagrado Corazón al pecho y parte, por la causa de Dios, seguido de veintisiete hombres sin fusiles, con un trinche, y en el corazón una fe invencible. Entre ellos no hay oficiales, ni nobles ni sacerdotes. Es el pueblo, el buen pueblo de Mauges, son laicos, buenas personas, de condición modesta, tejedores, carpinteros, albañiles, campesinos. Cathelineau hace abrir la Iglesia. “Ustedes no pueden combatir, dice a los viejos, a las mujeres y a los niños – rogad por el éxito de nuestras armas”. Los hombres, que se habían cortado el cabello delante del Crucifijo, cantan el himno de La Pasión con Cathelineau, que los anima a combatir por el Rey, ciertamente, pero se trata de Cristo Rey.

Vexilla regis prodeunt
Fulget crucis mysterium
Qua vita morten pertulit
Et morte vita protulit
Avanzan los estandartes del Rey
Brilla el misterio de la Cruz
Sobre la cual la vida ha soportado la muerte
Y con su muerte da la vida.


Y así se dará, bajo el estandarte del Rey del Cielo, la victoria de estos jóvenes campesinos inexpertos y la derrota de los republicanos, vencidos de los irresistibles golpes del jefe más prestigiado y más popular de la guerra de La Vendeé, conducida por hombres y jefes entre los dieciocho y los treinta y cuatro años. Cathelineau se merecerá el título de “Santo de Anjou”.

El Soldado de Dios
Cathelineau se persigna y se lanza. Lo siguen todos. La guerra de La Vendeé comienza. Una increíble y victoriosa epopeya que lleva a estos hijos de Dios, desde Jallais a Chemillé y vuela de victoria en victoria desde Cholet a Saumur y a Nantes, donde el 29 de junio de 1793 un golpe mortal pega en el pecho del general. Llevado a Saint Florent, muere el 14 de julio. “El buen Cathelineau – anuncia su primo Jean Blon – ha entregado su alma a Dios, que se la había dado para reivindicar su gloria”.

Napoleón que era un experto en hombres y soldados, escribirá en sus Memorias: “Cathelineau había recibido de la naturaleza las principales cualidades de un jefe militar: la inspiración de no dejar jamás descansar ni a los vencedores ni a los vencidos. Nada habría podido parar la marcha de los ejércitos Realistas. La bandera blanca habría ondeando sobre las torres de Notre Dame antes de que fuese posible que los ejércitos de Reno corrieran en ayuda de su gobierno”.

Cardenal Paul Popard

martes, 9 de febrero de 2010

GOBIERNO Y VALLE DE LOS CAÍDOS: CON LA IGLESIA DEBEN TOPAR.

Volvemos a reproducir la Carta Apostólica de S.S. Juan XXIII sobre el Valle de los Caídos por su tremenda actualidad y ante la agresión que sufre por parte del gobierno. Recomiendo prestar atención al último párrafo, palabras que cobran vigor ante la amenaza que estos días sacude a la obra de Cuelgamuros.

CARTA APOSTÓLICA SALUTIFERAE CRUCIS DE SU SANTIDAD JUAN XXIII CON LA QUE SE ELEVA AL HONOR Y DIGNIDAD DE BASÍLICA MENOR LA IGLESIA DE SANTA CRUZ DEL VALLE DE LOS CAÍDOS

Yérguese airoso en una de las cumbres de la sierra de Guadarrama, no lejos de la Villa de Madrid, el signo de la Cruz Redentora, como hito hacia el cielo, meta preclarísima del caminar de la vida terrena, y a la vez extiende sus brazos piadosos a modo de alas protectoras, bajo las cuales los muertos gozan el eterno descanso.

Este monte sobre el que se eleva el signo de la Redención humana ha sido excavado en inmensa cripta, de modo que en sus entrañas se abre amplísimo templo, donde se ofrecen sacrificios expiatorios y continuos sufragios por los Caídos en la guerra civil de España, y allí, acabados los padecimientos, terminados los trabajos y aplacadas las luchas, duermen juntos el sueño de la paz, a la vez que se ruega sin cesar por toda la nación española. Esta obra, única y monumental, cuyo nombre es Santa Cruz del Valle de los Caídos, la ha hecho construir Francisco Franco Bahamonde, Caudillo de España, agregándola una Abadía de monjes benedictinos de la Congregación de Solesmes, quienes diariamente celebran los Santos Misterios y aplacan al Señor con sus preces litúrgicas. Es un monumento que llena de no pequeña admiración a los visitantes: acoge en primer lugar a los que a él se acercan un gran pórtico, capaz para concentraciones numerosas; en el frontis ya del templo subterráneo se admira la imagen de la Virgen de los Dolores que abraza en su seno el cuerpo exánime de su Divino Hijo, obra en que nos ha dejado el artista una muestra de arte maravilloso. A través del vestíbulo y de un segundo atrio, y franqueando altísimas verjas forjadas con suma elegancia, se llega al sagrado recinto, adornado con preciosos tapices historiados; se muestra en él patente la piedad de los españoles hacia la Santísima Virgen en seis grandes relieves de elegante escultura, que presiden otras tantas capillas. En el centro del crucero está colocado el Altar Mayor, cuya mesa, de un solo bloque de granito pulimentado, de magnitud asombrosa, está sostenida por una base decorada con bellas imágenes y símbolos. Sobre este altar, y en su vértice, se eleva, en la cumbre de la montaña, la altísima Cruz de que hemos hecho mención. Ni se debe pasar por alto el riquísimo mosaico en que aparecen Cristo en su majestad, la piadosísima Madre de Dios, los apóstoles de España Santiago y San Pablo y otros bienaventurados y héroes que hacen brillar con luz de paraíso la cúpula de este inmenso hipogeo. Es, pues, este templo, por el orden de su estructura, por el culto que en él se desarrolla y por sus obras de arte, insigne entre los mejores, y lo que es más de apreciar, noble sobre todo por la piedad que inspira y célebre por la concurrencia de los fieles.

Por estos motivos, hemos oído con agrado las preces que nuestro amado hijo, el Abad de Santa Cruz del Valle de los Caídos, nos ha dirigido, rogándonos humildemente que distingamos este tan prestigioso templo con el nombre y los derechos de Basílica Menor. En consecuencia, consultada la Sagrada Congregación de Ritos, con pleno conocimiento y con madura deliberación y con la plenitud de nuestra potestad apostólica, en virtud de estas Letras y a perpetuidad, elevamos al honor y dignidad de Basílica Menor la iglesia llamada de Santa Cruz del Valle de los Caídos, sita dentro de los límites de la diócesis de Madrid, añadiéndola todos los derechos y privilegios que competen a los templos condecorados con el mismo nombre. Sin que pueda obstar nada en contra. Esto mandamos, determinamos, decretando que las presentes Letras sean y permanezcan siempre firmes, válidas y eficaces y que consigan y obtengan sus plenos e íntegros efectos y las acaten en su plenitud aquellos a quienes se refieran actualmente y puedan referirse en el futuro; así se han de interpretar y definir; y queda nulo y sin efecto desde ahora cuanto aconteciere atentar contra ellas, a sabiendas o por ignorancia, por quienquiera o en nombre de cualquiera autoridad.

Dado en Roma, junto a San Pedro, bajo el anillo del Pescador, el día siete del mes de abril del año mil novecientos sesenta, segundo de nuestro Pontificado.

lunes, 8 de febrero de 2010

PÍO MOA SOBRE EL CIERRE DEL VALLE DE LOS CAÍDOS


Pinchar en la foto para escuchar a Pío Moa hablar sobre el cierre del Valle de los Caídos.

martes, 2 de febrero de 2010

¡A MÍ LA LEGIÓN!

CREO que hubiese incurrido en una incuestionable cobardía si hubiese permanecido en silencio ante la última consecuencia de la mal llamada Memoria Histórica, que ha tenido su concreción en el injusto derribo de la estatua dedicada al teniente general Millán Astray.

Arrancar una página de la historia de España que contiene y refiere el heroísmo sin límite de un soldado español, echar abajo un símbolo de una categoría histórica indudable que representa el más formidable sentido del valor, la más alta prueba de gallardía, el más sublime heroísmo, la más completa y fecunda abnegación, me parece no un error ni siquiera un disparate inconfesable. Estimo que se trata de un alevoso crimen contra la identidad de nuestra tradición militar, contra el ejemplo de alguien que supo aceptar el sufrimiento sin protesta alguna y que llevó hasta sus límites más altos el sentido de la milicia.

¿Se pretende borrar de los anales de la historia todo vestigio de dignidad? ¿Qué se intenta, mancillar los nombres más ilustres de nuestro acontecer nacional? Esta vandálica invasión del Gobierno socialista, esta apoyatura indiscutible de todo lo que significa destrucción de valores esenciales, no puede permanecer indiferente ante los que creemos en valores superiores, en el culto al espíritu y en la estimación verdadera de méritos que constituyen las pruebas más altas del honor.

Vivimos un tiempo en el que corremos el riesgo de avergonzarnos de pertenecer a una Nación gloriosa y antigua como ha sido España. Nos duele la resignación, nos hiere el silencio, nos destroza la indiferencia, nos mancha el olvido. Creemos firmemente que no hay nación en el mundo que pueda ofrecer un palmarés de acciones extraordinarias como puede representar España. Concretamente a mí me duele esta trágica expoliación de virtudes esenciales, este asesinato de nuestras tradiciones, esa labor que pisotea la sangre de nuestros muertos, la señal de nuestros heridos, el holocausto de tantos y tantos soldados anónimos que dieron su vida porque España pudiera tener en la Historia un sitio de insobornable dignidad. Confieso que pocas acciones políticas me han afectado tan directamente como ésta que acontece para mayor escarnio en tierras gallegas, donde nació este ilustre soldado. ¿Es que no hay una voz disidente, un grito indignado, una protesta justificada ante tamaño desafuero?

No solamente me duele este silencio, me repugna esta increíble complicidad de los obligados, también, a alzar la voz. Yo al menos, en mi insignificancia, carente de representación política alguna, jubilado por la edad, pero no derrotado en la esperanza, clamo contra esta monstruosa injusticia. Creo que tranquilizo mi conciencia describiendo mis sentimientos. Pienso que no podría conciliar el sueño si permaneciera callado ante esa incalificable fechoría. Hace unos años, la Legión española me distinguió con la única condecoración que verdaderamente he ostentado durante todos estos años con pleno orgullo, al nombrarme cabo honorario. Hago honor a esta distinción y saludo ante su tumba con gesto legionario a quien ha sido un héroe excepcional y un ejemplo para las futuras generaciones. Al grito legionario ¡a mí la Legión!, acudo. Aquí estoy, mi general.

JOSÉ UTRERA MOLINA
ABC, 2 de Febrero de 2010

lunes, 1 de febrero de 2010

1 DE FEBRERO DE 1977: "POR ENCIMA DE LA DISCIPLINA ESTÁ EL HONOR"


El 1 de Febrero de 1977, en el Hospital Militar Gómez Hulla de Madrid, donde se velaban los cuerpos sin vida del Guardia Civil José María Sainz y de los policías armados Fernando Sánchez Hernández y José María Martínez Morales, asesinados por la banda terrorista ETA, la gente se dió cita para homenajear a sus compañeros y pedir responsabilidades al gobierno.

Ante la tensión generada y los gritos contra la banda terrorista, la debilidad del gobierno y la democracia, el Teniente General Masón Gutiérrez Mellado (Vicepresidente del Gobierno), enfurecido, exigió silencio intentando acallar las voces de los allí presentes. No lo consiguió ya que un MILITAR CON VALOR, el Capitán de Navío Camilo Menéndez Vives, se acercó y contra sus órdenes le respondió: "POR ENCIMA DE LA DISCIPLINA ESTÁ EL HONOR".

Tomen nota quienes encuadrados en el "ejército de España" deben disciplina a las chacones y compañía.