viernes, 31 de julio de 2009

ATENTADOS DE ETA EN BURGOS Y MALLORCA

Aún humea la casa cuartel de Burgos y los edificios de los alrededores. Aún se discutía anoche, en tertulias, reuniones de camaradas, de amigos, de compañeros de trabajo, la verdadera intención del atentado de Burgos. Hubo quien adjudicó preparación suficiente para asustar sin matar; quien elucubró sobre la intención última de esta recua de miserables asesinos, tratando de mostrar su cara más poderosa, pero más “amable”. Quién especuló sobre el alcance de su ”campaña” de verano. Hay quien se indigna porque algunos medios se refieren a ellos como banda separatista, cuando en la opinión de estos, debería llamarse sólo banda asesina.

Pero la banda asesina, miserable, terrorista, marxista y separatista - sí, separatista – permanece ajena a todas estas disquisiciones. Hasta me parece intuir que les divierte la polémica, que ironizan con las especulaciones hechas desde mentes más o menos racionales, acerca de alimañas incapaces de obrar con criterio humano alguno.

Ellos tienen trazado su macabro aniversario, su rosario de muerte y destrucción; harán daño – nada más fácil que hacer daño cobarde y miserablemente sin más riesgo que el auto-accidente – y lo seguirán haciendo sin dedicar un solo segundo a ver el alcance de su putrefacta maldad. Lo harán consultando las estadísticas de los periódicos del día siguiente o sintonizando una emisora - mientras marchan hacia el lugar del próximo asesinato - de las que tendrán que entresacar la evaluación de daños, entre condena repetitiva y condena repetitiva. Lo harán mientras oyen - entre carcajadas - que “toda la sociedad española está convencida de que acabarán en la cárcel” y de que las fuerzas democráticas los pondrán ante la justicia, como si ponerlos ante los tribunales en algún momento fuera sinónimo de ponerlos ante la justicia, y como si a esa caterva de excrementos humanoides les preocupara lo más mínimo el “terrible” futuro que les espera.

La realidad es que matar por la espalda mientras sólo disparan los asesinos es muy fácil y muy barato. La realidad es que dos nuevos guardias civiles – o dos costureras que tanta hubiera dado – han vuelto a regar con sangre nuestro ajado suelo mientras desde todas las regiones se disputan un cacho de lo que antes fue España como si en realidad fuera un motivo distinto el que les mueve. Porque nuestra sociedad enferma, aún distingue a los buenos separatistas de los malos. Aún creen que se puede hablar, que están dispuestos a hablar y que hablando – ahí sí – las cosas pueden ser de otra manera.

Mientras no lo entienda nuestra sociedad, mientras no aprenda que la muerte cobarde es la consecuencia y no la causa. Mientras no se revele contra la causa con todas sus fuerzas - con todas sus armas - y comprenda que aquí no hay demócratas o no demócratas; fascistas o no fascistas; que aquí sólo hay asesinos marxistas-separatistas y sufridos españoles en silencio, las cosas no cambiarán.

Mientras se reitera desde los medios, desde el gobierno y desde la oposición que España lo que quiere es la paz, como si España estuviera en guerra con no se sabe quién; mientras no se comprenda que no hay más guerra que la guerra contra el terror separatista y que sólo puede acabar con la firmeza, con la actuación militar sin fisuras y con el paredón, esta sociedad nuestra seguirá lamiéndose las heridas entre condenas vacuas y reiterativas, mientras sigue acudiendo a derribos, entierros y – tristemente - a nuevos procesos de negociación jamás interrumpidos totalmente.

Quizá algunas de las víctimas habrán entendido una vez más que sí hay mucho por lo que luchar, que sí hay mucho que reivindicar y que esta “guerra” que estamos perdiendo, aún tiene una solución digna, definitiva y victoriosa. Quizá se empiece a entender la diferencia entre la víctima de un atentado - hoy dos guardias civiles y sus familias - y las víctimas del terrorismo que no somos sino el conjunto de los españoles.

Dios os tenga en la gloria, beneméritos guardias civiles, y os conceda un lucero bien luminoso en el cielo desde el que orientar los pasos perdidos de esta sociedad enferma. Dios os permita formar junto a los mejores.

Martín Ynestrillas
En mi opinión

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